El candidato de las derechas, propias y extrañas, es anodino. Si ustedes analizan con objetividad, sin apasionamiento, podrán captar que “el candidato” no expresa esas actitudes tan “metidas en el alma” del venezolano como aquellas que el imaginario colectivo veía y/o conoce por la Historia Patria como, por ejemplo, se piensa acerca de Boves, Páez, Juan Vicente Gómez, don Rómulo Betancourt y ese ejército de “alzados en armas”, como le gustaban calificar a los guerrilleros y guerrilleras, los ejecutores de la 4ta República. Claro, ustedes que son agudos criollos, nos dirán que Rafael Caldera, Luis Herrera Campins y algunos otros, no expresaban, en sus quehaceres políticos como líderes, ese “machismo criollo”; verdad es pero todo el mundo los respetaba por su alto nivel de “conocimiento y cultura”.
Cuando observamos con detenimiento a “el candidato”, captamos su indiferencia y aburrimiento “a lo que está haciendo”. No queremos decir que en el fondo no tenga esa pasión de político que expresa, para no referirnos al Comandante, por ejemplo, Diosdado Cabello. También, justo es mencionar, a Antonio Ledezma, Henry Ramos Allup, hasta el mismo Leopoldo López de quien siempre he comentado a mis conocidos del otro lado de los rumbos políticos que será el futuro líder de ese sector radical de derechas que necesita la política venezolana porque, a decir, consideramos que en la medida que las derechas se expresen como lo que son, es decir, como de derechas, nosotros los nacionalistas verdaderos, los humanistas y, concretamente, las izquierdas en toda su gama de expresiones “se ubicarán” y dejarán, definitivamente, esos paradigmas y actitudes que bien se supieron vender durante la 4ta República.
¿Por qué Capriles Radonski fue elegido –a dedo- por las derechas, propias y extrañas? Consideramos que esa es la pregunta que nos debemos hacer y responder porque “el otro” candidato presentado por la MUD parecía “más criollo”. Decimos a dedo porque nos consideramos que esas derechas tenían mejores opciones a escoger que “el anodino”. Toda una pléyade de posibles elegidos. Capriles Radonski nunca jamás ha sido un dirigente político, si alguna vez lo fue; un líder que atrajera a “las masas” a su redil y en nuestro buscado análisis objetivo, debemos reconocer, llegó a donde llegó gracias “a los verdes”; es decir, a los “verdes copeyanos” y a los “verdes dollares” (si con doble “ll”, no nos confundimos).
En ese orden, ¿cuáles copeyanos, objetivamente, apoyaban el “ascenso al trono” de la Cámara de Diputados de “el candidato” en aquellos trazos de la política decadente de la 4ta República? Lo decimos porque en COPEI había un ejército de líderes políticos que hubieran calificado, con dignidad, para aquella tan apreciada silla legislativa. Otra pregunta que “los espíritus del Llano” nos traen es ¿Por qué fue Capriles Radonski candidato a la Gobernación de Miranda? Y, por último, ¿Por qué Capriles Radonski es ungido como candidato a la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela del sector social anti-chavista y anti-Revolución Bolivariana tanto de los sub-conjuntos de las derechas venezolanas como de las derechas internacionales que comulgan con la actual reingeniería del sistema capitalista? Porque, en ese orden de ideas, podríamos suponer (subjetividad permitida) que en ese sector “no chavista” se observaban y se conocen políticos con “mas guáramo”, mas cercano a ese perfil del candidato tradicional criollo, que “el candidato”. No es personal sino que la Política en y de Venezuela debe respetarse independientemente si usted, respetado lector(a), es de derechas y/o revolucionario-bolivariano, humanista y socialista.
Bien, entonces, si “metemos en una licuadora” las inquietudes arriba expuestas, a nuestro modesto saber y entender, solo nos sale una frase: “lucha de clases”. Analicemos.
Sabemos que esa frase y su contenido-significado, primero, no gusta nada y, segundo, la sociología y la teoría política capitalista han buscado mil formas de “quitarle el peso” que realmente tiene su contenido-praxis. Por ejemplo, recordemos aquellos epítetos con los que se calificaban a aquel pueblo que seguía las ideas y políticas de Acción Democrática y las respuestas que desde Acción Democrática se le dirigían a los copeyanos. Posteriormente, una vez que el Comandante triunfó, democráticamente, comenzaron, de nuevo, aquellas expresiones hacia un pueblo (hoy, Poder Popular) que, libremente, había decidido elegir “a uno de los suyos”.
Durante el proceso político que se desarrolló hacia el “Golpe del 11 de Abril”, asistimos a “muchas marchas” de aquella oposición a Chávez Frías que nos permitieron conocer el “perfil burgués” del participante a esas manifestaciones que no era la de aquel ciudadano que se oponía a las políticas de izquierda de los años 60; aquellas manifestaciones pre-11 de Abril eran otra cosa. Había expresiones de odio, racismo, amargura, neurosis, de clase. Era una clase media expresando sus paradigmas alienados porque casi todos y todas los manifestantes eran y pertenecían, objetivamente, a la clase media; esa clase media consumistas, acomplejada, mayamera, aburguesada, apátrida y/o pro-yanqui. Era esa clase media del este de Caracas y aquellos “alienados” del oeste de Caracas. Eran los “capriles radonski” (con minúscula).
Pero ¿Por qué Capriles Radonski? Permítasenos transpolar. ¿Por qué era necesario para el Poder (Müller Rojas) que George W. Bush ganara las elecciones y repitiera? Quien piense que el Imperio no planifica a largo plazo, que “baje la Santamaría” y se vaya a dormir. Entonces si el “Golpe del 11 de Abril” era necesario, consideramos, no era “lo fundamental-golpista”; lo importante era el control de la industria petrolera y, por ende, obligante el “Paro Petrolero”. Porque, “hilando fino”, con el fracaso del “Golpe del 11 de Abril” y del “Paro Petrolero” a Washington no le quedaba otra (disculpen lo coloquial) que promover el caos en el Medio Oriente. Se estaban expresando variables incontroladas en el marco del sistema capitalista globalizado: China, la India, la crisis japonesa, el bath, las asimetrías entre la producción industrial y el sector financiero, la industria de la droga, y la necesidad que las fábricas de armas volvieran a “echaran humo” post-Vietnam.
Ahora el escenario es otro y nos lo han expresado, con firmeza política, dos líderes políticos: José Vicente Rangel con su tesis de la “nueva política Obama” y, precisamente, Barack Obama con su traslado geopolítico y geoestratégico desde las Europas en decadencia hacia la Región del Asia y el Pacífico en ebullición. Analicemos el escenario. La “nueva política Obama” al trasladarse a la Región de Asia y el Pacífico está protegiendo sus intereses específicos. ¿Cuáles? Las rutas comerciales-petroleras y sus inversiones en aquella región referida. Por que ¿Cuáles eran los paradigmas de los imperios decadentes europeos cuando miraron a esa apetecida región geográfica? Mercados, materias primas, comercio del opio y mano de obra barata. Al ubicarnos a las realidades de la reingeniería del sistema capitalista es obligante para Washington asumir las realidades que el propio sistema capitalista ha venido, globalmente, desarrollando en los tiempos de la pre-reingeniería lo que ha permitido que se expresen dos -2- variables: el crecimiento económico de China con todas las variables que ello ha contenido con la apertura impulsada por Deng Xiaoping y la necesidad de controlar aquellos países con materias primas y las lógicas realidades “aguas abajo” que ello significa, es decir, la producción de esas materias primas, su transporte a los mercados donde se las transformarán con “valor agregado”, los canales de distribución hacia esos mercados consumidores y el control del crédito.
Trasladándonos de nuevo a casa, Venezuela y, por lógica, a toda la América Latina junto con África, es/son el reservorio vital para la supervivencia del Imperio y, por tanto, del sistema capitalista post-imperialismo globalizado por todas las variables arriba expuestas. Tenemos materias primas vitales, tenemos una envidiable cercanía con el Imperio, según Washington, tenemos un mercado de consumidores alienados (léase: clase media) y estructuras aún sub-desarrolladas que, por ello y en consecuencia, crean “dependencia”.
Regresemos a Capriles Radonski y el porque no puede haber matrimonio con la MUD. Capriles Radonski no es el candidato de esa expresión política que se conjugó en la MUD siendo ella variopinta en ideologías y expresiones políticas variadas y disímiles. Ese caos interno que ha imperado en la MUD no interesa a los objetivos geoestratégicos de Washington más aún cuando la socialdemocracia está en crisis en el continente europeo. Es decir, para criollizar nuestros pensares, pareciera que el sector socio-político y económico que desarrolló el proceso previo al “Golpe del 11 de Abril” y que fracasó en su intento de instalar un “gobierno pinochetista” ha regresado a la política activa rediseñando sus objetivos paradigmáticos para alcanzar Miraflores aún y en sabiendo el carácter “anodino” de “el candidato”. Ello nos llevaría a preguntarnos ¿buscan, realmente, esas derechas que apoyan a Capriles Radonski su triunfo? Es decir, ¿es Capriles Radonski importante y/o es un medio hacia un fin? En tal caso, ¿cuál es ese fin al cual nos estamos refiriendo? Tenemos dos opciones: comulgar con la tesis-realidad expuesta por el Comandante sobre el “caos en actos”, es decir, el no reconocer los resultados del 7-O para desarrollar la “tesis del aislamiento” que significaría el rescate de la “Doctrina Betancourt” (leer: discurso-respuesta del Embajador Roy Chaderton en la OEA ante propuestas del representante republicano estadounidense, Elliot Engel, referida a enviar a Venezuela una “misión robusta” como observadora a las elecciones presidenciales del 7-O; con ello se “elevan los niveles” de creencia asertiva del carácter de “peón de ajedrez geopolítico” de la figura de Capriles Radonski ). En segundo término, ser naïve políticamente al considerar el carácter democrático del entorno de Capriles Radonski lo que nos lleva, inevitablemente, a comprender el objetivo y real distanciamiento con el resto de los factores políticos de la MUD.
Veni, vidi y fracasé, dirá Capriles Radonski en sus entresueños.