La cultura, entre el modo de vivir

Hay una creencia entre algunas mujeres y hombres de nuestra sociedad, de que la cultura o el hecho cultural exclusivamente está vinculado con el teatro, la danza, las artes plásticas, el diseño, las esculturas, el cine dramático, las exposiciones, algunas joyas cerámicas bien diseñadas y expuestas así como los interesantes cuadros que siempre están allí producto de la mente de los artistas, que no escatiman en crear.

Una basura más que se acumula en la mente de las personas, del sexo que sean.
La cultura es tan distante de lo expresivo de ella misma, que hay que ir un poco más allá para entender lo que es la cultura. Es más, del hecho o la acción política, sea de izquierda, derecha o centro, siempre saldrá disparada del acontecer cultural.

No podemos ser políticos o actuar como políticos, si no entendemos el hecho cultural propiamente dicho que rodea a los seres humanos. Es una profunda estupidez pensar que el hecho político es primero que la cultura. Lo hemos escuchado en alguna oportunidad en los corrillos.
El hecho más trascendental del ser humano es la cultura y, después, viene lo demás. Y es la cultura, ese modo de hacer, de apreciar de ver, de pensar, de capturar con el espíritu y el pensamiento, lo que define la vida misma.

La política, que es ese modo de teorizar, de hacer estrategias y actuar sobre las conductas de los seres humanos en función de la transformación de la realidad y para la orientación y el control de la sociedad –hay que reconocerlo- es un apéndice del hecho cultural.

Y de hecho, por eso es que algunos suelen decir que, “sin cultura no hay revolución”, dicho que revela lo que algunos suelen ignorar, es decir, ignoran o no le prestan importancia a lo cultural, porque eso no da bono, no aumenta el sueldo o no da un ticket alimentario.

Y quienes piensan de ese modo, hablan lo que algunos definen como gamelotal o paja, porque jamás piensan en el contenido de la cultura, simplemente hablan de ello por su apariencia vistosa, pero jamás de lo que ese hecho cultural puede decir.

Ignorar el hecho cultural simplemente significa una cosa: Un ser humano que se niega a aprender más de lo que la valiosa vida le aporta cada instante de su vivir.
Mucho más, negarse a lo cultural en sus más variadas expresiones, significa aceptar la esclavitud en sus propias vidas, significa decir que la dedicación automática al trabajo o empleo poco creativo, es
más importante que aprender.

Es aceptar un modo esclavo de vida que no siempre se nota. ¿Entonces, como profundizar nuestra revolución sin reconocer el hecho cultural?

estacio_conac@yahoo.com



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Pedro Estacio


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