Ese es Chávez, quien no sólo encuadra muy bien en aquella frase muy acorde que usó García Márquez para titular su maravillosa obra sobre el Libertador; “El hombre de las dificultades”, sino que ha permitido a las generaciones de venezolanos que en los últimos doce años hemos convivido para observar los hechos que se han sucedido en la Patria venezolana, poder comparar aquello que tuvo que vivir el Padre de la Patria, guardando las distancias y circunstancias de una guerra cruenta con la que hoy se libra cuando sobre los hombres como Chávez reposa la enorme responsabilidad de luchar contra un imperio todopoderoso y dispuesto a lo que sea para apoderarse del mundo.
Por ello es que a partir del 07-10 el majunche devenido en hazmerreír de esta etapa de la política venezolana, no solo por sus veleidades, sino por sus dificultades para manejar el lenguaje y por ende las masas, verá como su currículo crecerá, con la no despreciable alusión a su condición de candidato contra un fuera de serie como Chávez.
Es lo más que podrá lograr, es lo más lejos que podrá llegar, no sin antes pagar el precio de su atrevimiento, precio que se traducirá en un anonimato dentro de la política venezolana porque después de una actuación tan pobre, no sólo a él sino a sus mentores, lo que le quedará será la amarga experiencia de una derrota tan contundente que marcará historia, pero que también les obligará a ser más realistas y caer de una buena vez en cuenta que a este pueblo de la era de Chávez no se le puede engañar con mentiras, negando una realidad que se está viviendo y palpando con sólo voltear la mirada alrededor. Quedará la experiencia para quienes quieran hacer política en el futuro que si no hay temas para debatir, que si no hay ofertas que prometer sencillamente porque como en el caso venezolano, todas están cumplidas o en desarrollo, no se puede optar por el engaño e intentar convencer a quienes han llegado a la conclusión de que la única vía para lograr arañar la felicidad, es el socialismo y por ello su decisión de no regresar a un pasado oprobioso, es irreversible y que quienes se oponen a ello, o se suman, o cada vez que haya que contarse quedará demostrado que se les está acabando el pueblo. yuviliz40@hotmail.com