Hay que ver que en Venezuela se suceden cosas curiosas y tan curiosas son que el mundo nos observa con una apacible tranquilidad de angustias de mares profundos en el espacio tridimensional en que viajamos sin destino y, eso nos sucede por botaratas incorregibles que no encontramos en qué invertir el producto que arroja el petróleo en el Mercado Internacional en cosas mejores y, más atractivas a la burguesía depredadora del horizonte patrio y, quien así se expresa es, nada menos que el majunche mayor de la oposición venezolana, quien con estudios de carisma profunda que elevada a la “b” potencia de indisciplina política nos pretende enseñarnos a desenvainar la espada de la libertad con sus consejos de andariego solariego de su comunicación satelital que anda a la deriva.
Capriles, cada vez que habla nos pone a temblar de risa con una secuencia tal que las lágrimas que brotan a su favor se inflaman de agonía insípida y, en vez de montarse en el autobús del progreso como ellos lo llaman, se van tras del carrito rojo-rojito del presidente Chávez rumbo al 7-O, para dejar en la vía de la intranquilidad tanta necedad apátrida que acompaña al otro en ese conjunto de disparates de ideas que lanza en su carnaval de estupideces sin el Rey Momo a su lado.
Esta vez, el candidato de la oposición, se soltó el moño de su visión espontánea en Tinaquillo del estado Cojedes que, hablo del Satélite Simón Bolívar y, con una pertinaz angustia de majadero insólito se atrevió a cubrir el momento en decir de interrogador inconcluso: "Díganme ustedes si nuestro pueblo necesita un nuevo satélite en el espacio o necesita hospitales y escuelas", dijo el gobernador de Miranda con un afán de analista premajunche que lo atoró de iluso con un razonamiento virginal destrozó, la ciencia y la tecnología que el Gobierno Nacional desarrolla en beneficio del pueblo como país independiente.
Y qué dirán las naciones desarrolladas en esos avances tecnológicos que con tanta disciplina científica se han esmerado en ponerlos en órbita y con el desastre económico que existe en Europa y en otros países industrializados comenzarán a bajarlos, ya que no se justifica su acción en transmisión de información diversa, telefonía, acceso a Internet y otras áreas de vital importancia para las comunidades más alejadas de las ciudades que es nuestro caso particular de su existencia.
Posiblemente el flamante líder de la burguesía y de sus medios prefiera mejor: gastar y pagarle a los yanquis por esos servicios, es decir, mantener su dependencia a las trasnacionales que es más productivo para su plan político de subdesarrollo y se ve mejor que estar lanzando esos aparatos sin ruta médica ni educativa y, tal cual él lo ha hecho: Miranda Goza sin discusión alguna de un enjambre de hospitales y escuelas que han sido producto de su imaginación de gobernante accionista de preocupaciones irónicas que lo mantienen faculto de atención.
¿Entonces Capriles? No más satélites que eso lo que deja es una carraspera de polvo espacial que contamina al pueblo que, hace necesario construir más escuelas y hospitales y de una vez se acaba con las misiones, imbuidas de malas atenciones e intenciones y además, nada rentables al capitalismo de Capriles y su grupo neoliberal.
Hombres inteligentes y políticos con dimensión espacial a la Capriles Radonski son modelos de ejemplo bien difícil de conseguir dentro de un satélite de oposición que circunde las alternativas de sus deseos caprichosos hacia el poder.
Y, mientras Capriles hable en sus quehaceres de líder, el presidente Chávez, sube cada día más en las encuestas.
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