El grupo estaba de los más tranquilo cuando divisó a lo lejos al amigo Pedro Cachamay quien venía con paso apuradito y cuando llegó, saludó rápidamente y con el mismo impulso se lanzó a indicar la siguiente interrogante: ¿Cómo cuántos Eladio Aponte hay en el proceso? Sin esperar respuesta el mismo se contestó: “Un montón amigos míos y, sin embargo, quién le pone el cascabel al gato, pues aquí se tiene que cometer un acto de corrupción bien grande y aberrante para poder denunciar al responsable y de paso no se toman las medidas pertinentes y el acusado sale tranquilo fuera del país para vivir cómodamente y llevar una vida de Rey, pues no hay quién lo toque.
Y así en verdad no podemos, pues aquí hay que registrar minuciosamente desde el organismo público más grande hasta el más pequeño e ir haciendo seguimiento y control sobre las actuaciones de los funcionarios públicos, sin respetar jerarquía, aunque claro, hay que hacer énfasis en las cabezas visibles, en los cuales hay algunos que llegan a los cargos con el único fin de cometer irregularidades no sólo de carácter administrativas, sino de otra índole, que en vez de beneficiar al proceso lo están perjudicando y bastante, y eso hay que darle un parao.
Y por eso entre tantas misiones, deben haber una que determine que los funcionarios públicos estén comulgando con la revolución, pues para tener una verdadera revolución hay que depurarla y tener gente decente, porque nadie con individuos con malas mañas puede hacer cambiar positivamente a un país y que se enrumbe por los encomiables derroteros por donde nos piensa conducir el Comandante Presidente.
Esto lo habrá dicho mucha gente, pero hay que repetirlo; depurar, depurar y depurar cuanto antes y no esperar que sucedan los casos Aponte, porque si no, adiós luz que te apagaste. Así de simple y sencillo y concluyo”.
El grupo oyó la plática del amigo y no agregó comentarios.
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