No cabe en imaginación humana alguna, que un joven o una joven de alrededor de los veinte añitos no contenga en su fibra juvenil algún principio de solidaridad que le haga sentirse aliado a las causas mas justas de la humanidad. En toda la historia de lucha de las sociedades del mundo, han sido precisamente los jóvenes quienes han sellado hasta con su sangre los momentos mas sublimes contra las injusticias en este planeta. Si se quiere ejemplarizar esta afirmación, se encontraría en El Che Guevara y en El Chema Saher dos individualidades exornadas de dignidad y apremio en la lucha por la dignificación de los pueblos y en el Mayo Francés, el evento que ha marcado historia como, el movimiento juvenil más relevante de protesta contra la injusticia internacional. Pero algo más que juventud necesita un adolescente para irrumpir contra la injusticia. Existe sin duda un componente formacional desde el grupo familiar que antecede a un comportamiento juvenil perturbado. Por eso un grupeto muy reducido de jóvenes de Caracas gritan a viento libre, el querer partir a Miami para abandonar esta pobrecia de negros hambrientos que rodea sus urbanizaciones del este metropolitano. Y peor, algún otro que sueña con ser dueño absoluto de la ciudad para sacar de cuajo a la gente menos educada y quedarse tan solo con la genta chic mas acomodada dueña de los espacios mas acogedores dela capital. Es el sueño del fascismo retoño de la burguesía más encopetada de Caracas. Pero eso anda por todos lados. No es una casualidad, y en esto la revolución debe estar conteste, que sea en este momento cuando el socialismo empieza a ganar espacios sociales, que un joven venido del espectro más conservador de la burguesía nacional, haya sido el ungido a implantar los proyectos antinacionales contra las mas grandes mayorías de este pais. Y un importante conglomerado joven acompaña ese desbastador proyecto. Porque es que es fácil entender que un muchacho de veinte años se hace cómoda presa de la verborrea conservadora, a causa de que no conoció en vivo la vieja forma de gobierno que aquí se había implantado. Entonces es apremiante para la revolución hacer memoria histórica a la juventud. Los altos representantes de la burguesía saben que sus últimos suspiros se mantendrán con alguna supervivencia si inducen a sus hijos a seguir sus andanzas. Por eso hacen lo propio. No les importa si para mal de sus agrados, esos muchachos, como en algunos casos se ve, rayan al comportamiento fascista más despreciable que ser humano pueda soportar.
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