“La batalla más difícil la tengo conmigo mismo todos los días.”
Napoleón Bonaparte…
Comenzando el año de 1999 se marcaba el inicio hacia un cambio ideológico en Venezuela. Que identificaba a Hugo Chávez como la esperanza de una revolución verdadera social en Venezuela. ¿En que se diferenciaba para el pueblo venezolano de aquella izquierda, que se fue a las guerrillas en la década de los 60 de esta nueva izquierda bolivariana, que en sus inicios, convencidos de que el socialismo, y la empresa privada debían unir sus fuerzas productivas, pero tomar como modelo a Cuba, un país atrasado, económica y tecnológicamente, debido al bloqueo norteamericano. ¿Ha sido en este mundo moderno un ejemplo para Venezuela? ¿Donde un país como Venezuela en vías de desarrollo, que por sus recursos petroleros y mineros, debería ser la segunda potencia económica e industrial en la América Latina después de Brasil? ¿Acaso es la fe en el dogmatismo de la nomenklatura cubana, y de su octogenario jefe? Sino fuera por el petróleo, fuéramos el país mas pobre de este continente.
La historia, y el propio Hugo Chávez, deben revisar duramente esta creencia: desde su retorno al país a mediados de mayo, el líder bolivariano, ha ido desautorizando al flanco ultra-izquierdoso del partido: “sobre la enmienda legislativa a la ley de misiones, y el triunfalismo paralizante de las encuestas”.
Los años sesenta marcaron el inicio de un ciclo ideológico con la lucha armada: el que identificaba, al Mir y al FLN-FALN con la esperanza del reciente triunfo de la revolución cubana, asimilándolo con un triunfo similar de la revolución venezolana en armas en esa época en la Venezuela puntofijista.
¿Qué ha distinguido a esa izquierda “marxista leninista” de los 60, de esta izquierda bolivariana, igualmente radical, y convencida de que el socialismo estalinista deben tomar como modelo a Cuba? Acaso es la fe en la dictadura de una elite sobre las masas cubanas, y la historia reciente de la ex URSS. Donde el propio Chávez, debería revisar seriamente esa creencia: tras su retorno al país, el líder bolivariano ha desautorizado a los ultrosos de la revolución, y muchos terminaran rompiendo con él de aquí al 7-O. Lo que ha seguido, son las bajas de Aponte Aponte, y el Gato Briceño, producto de una secuencia de luchas estériles, fracasos, frustraciones y expropiaciones no siempre bien consensuadas hacia el 7-O.
Donde el resurgimiento de un nuevo ideario por la enfermedad del presidente Chávez. Debido a las nuevas formas de seducción de Capriles Radonsky, para atraer el voto del chavista no militante; asociándolas a la memoria de la lucha contra el hampa asesina, los pranes, y los empleos de calidad. Y los ‘revolucionarios’ que tratando de esclarecer, terminan de oscurecer con las necias peroratas noctambulas al estilo de Mario Silva. Que no fue gobernador de Carabobo, por sus limitaciones.
En esta coyuntura electoral a 5 meses de la meta final del 7-O, hay que revisar las tácticas erradas en la interpretación del hecho chavista: revisar los actos de gobierno adoptados por el marxismo estalinista, cuyo ejemplo provocó la caída durante el siglo XX de la Unión Soviética y toda la Europa Oriental, la lucha por la definición de una asepsia intelectual legítima respecto al chavismo, y la Revolución Bolivariana (algo de lo cual quedaría registrado utilizando el pensamiento de José Carlos Mariátegui La Chira), donde hay que definir el verdadero rol de la pequeña burguesía empleadora de miles de venezolanos pobres, que mantienen denodada aspiraciones de “ascender a esas posiciones”, como la casa bien equipada y el buen vivir, debido al empleo productivo.
Donde los acontecimientos posteriores, de acabar con la inseguridad, la impunidad los malos servicios públicos médicos hospitalarios, la burocracia corrupta, los apagones etc. Tienen que ser en virtud de una argumentación muy bien cuidada y ágil, que le siga el pulso a las ideas bolivarianas, a los hombres que dirigen en lo nacional, estadal y municipal los comandos Carabobo, elementos medulares para la reelección de Hugo Chávez el 7-O, esta nueva edición de chavismo. Donde la cultura y la revolución bolivariana, debe incorporar nuevas ofertas, que neutralicen las claves cifradas de Capriles Radonsky, que intentan seducir al elector de la historia política de la V Republica Bolivariana que engendró, y aún engendra senderos de desarrollo, y progreso, presidente Hugo Chávez.