Chávez Frías, el chavismo y Washington

¿Se podrían unir los tres puntos de este triángulo propuesto en el título? ¿Sería un triángulo equilátero? ¿Sería isósceles? De seguro, nunca sería escaleno. Para exponerlo desde la teoría de los conjuntos. Es fácilmente comprobable que sí es posible un conjunto donde estuvieran las tres (3) realidades expuestas en el titular, tendríamos que, obligadamente, aceptar que contendría dos (2) subconjuntos: aquel con los contenidos: Chávez Frías y chavismo; el otro sería Washington entendiendo como Washington al Imperio y su política imperialista. En ese ambiente, resulta que se expresan evidentes contradicciones a lo interno del conjunto entre ambos subconjuntos referidos. ¿Por qué? Ello nos obliga a desglosar las características de los contenidos de cada subconjuntos, su relación entre si y, una vez conocidas esas característica, conocer las variables de la y las contradicciones entre ambos sub-conjuntos. La primera inquietud sería ¿Por qué Hugo Rafael Chávez Frías y cuáles serían los paradigmas, objetivamente, que llevan al líder de la Revolución Bolivariana a ser figura política dentro y fuera de las fronteras venezolanas?

Hugo Rafael Chávez Frías, según sus propias palabras, ha estado incursionando en los inquietantes y reales escenarios que se desarrollaban durante lo que nos permitimos calificar como la segunda etapa del puntofijismo aceptando que dicho escenario “democrático-representativo” comenzó con el primer gobierno de CAP y su proceso de decadencia política hasta el final del gobierno del chiripero con su Presidente, Rafael Caldera. Los estudiosos, nos permitimos proponer, deberían reflexionar en las diferencias entre la primera y segunda etapa del puntofijismo; a título de contribución, consideramos que la primera etapa de ese proceso referido estaba contenido en los paradigmas de la “Guerra Fría” cuya política comenzaría con las realidades circundantes que significaban el Gobierno de don Rómulo Gallegos y, aunque nos duela, su necesaria salida de Miraflores por el “golpe de estado” casi inmediatamente después de su viaje oficial a los EEUU de América. El golpe de estado contra Gallegos tenía que realizarse probablemente por las contradicciones internas ideológicas en el partido Acción Democrática y las realidades internacionales cuando se enfrentaban el capitalismo post-2da Guerra Mundial y sus nuevos desarrollos socio-económicos (expansión en Europa occidental con el Plan Marshall y el control político-económico y militar del Japón) y el “socialismo real” impuesto por necesidades histórico-antropológicas (eslavismo no zarista) y, quizás, errores ideológico-militares como herencia de las políticas expansivas de los Romanov hacia el golfo de Bohai.

Las consecuencias y enseñanzas objetivas de aquel golpe de estado contra Gallegos fueron dos (2) decisiones políticas asumidas por don Rómulo Betancourt como Presidente de la República de Venezuela en la “Doctrina Betancourt” (léase: Punta del Este-Uruguay) y “disparen primero y averigüen después”. Las realidades post de la llamada “pacificación Caldera”, le permitió al binomio oligarquía-burguesía impulsar nuevas y necesarias realidades según la discusión de dos (2) modelos de desarrollo: el nipón y/o el italiano. El gobierno de CAP propuso su “salto adelante” con políticas agresivas que se enfrentaron a propuestas más conservadoras de los “euro-céntricos” pero ello significó el despegue de lo que nos permitimos considerar como la segunda etapa del puntofijismo. Un análisis calmado y objetivo nos va transitando por las decisiones socio-económicas que tuvieron sus puntos de inflexión con los gobiernos de Herrera Campins y Lusinchi; como consecuencia de esos desarrollos se fueron expresando contradicciones en la sociedad venezolana y, obvio, en los sectores militares quizás en dos (2) vertientes ideológicas. A consecuencia de esas contradicciones, la sociedad pedía “a gritos” un caudillo cual se expresó en el triunfo de CAP  como el “ángel salvador”. Pero un sub-conjunto era el de la sociedad, particularmente, los sectores más afectados por el “mayamerismo” ideológico y el otro eran las contradicciones entre Washington y el dúo Madrid-Berlín. El presidente CAP se adhirió a las políticas neo-liberales del dúo dinámico conformado por Reagan-Thatcher (luteranismo militante y neo-conservador) con las consecuencias sociales conocidas como “El Caracazo”. Esa expresión de violenta social la podríamos considerar como el punto de inflexión entre adherirnos completa y perfectamente con el neo-liberalismo anglicano y/o con el neo-liberalismo inquisitorial pero, ambos, conservadores en sus paradigmas ideológicos; es decir, el escenario local se presentaba con tres (3) contradicciones: la social-democracia, la democracia-cristiana y la conjunción, aunque dividida, entre un sector militar nacionalista y los invisibilizados. Es decir, nada estaba aún dicho pero Washington veía con preocupación el desarrollo de sus intereses en Venezuela; quizás por ello las particularidades del gabinete de Rafael Caldera en su segunda presidencia.

¿Era inevitable el triunfo de Chávez Frías en elecciones en el marco de la democracia representativa? Difícil pregunta para darle respuesta. Sería obligante conocer cuándo y porqué las realidades objetivas llevaron a Chávez Frías a decidir la “vía del voto” porque, debemos reconocerlo, fue un “golpe maestro de alta política ideológica”. Ese golpe fue tan impactante que lo tradicional-puntofijista no logró conjugar sus idearios políticos durante el proceso electoral cuando, el “nacionalismo patrio”, alcanzó el poder del Estado burgués a pesar de las continuas alertas elevadas a través de sendos artículos de prensa de José “Pepe” Rodríguez Iturbe y Manuel Caballero. ¿Engañó Chávez Frías al electorado? Si así fuera sería de toda lógica que, permítasenos ahora, las derechas criollas hubieran tratado de demostrarlo; por tanto, Chávez Frías se apegó y continúa desarrollando sus idearios en función de Venezuela; podríamos opinar que ese ideario si ha tenido sus perfectibilidades, importantes, por demás, que han elevado las cualidades del Estado burgués en transformación profunda hacia el Estado humanista y socialista conjuntamente con nacionalista e histórico. Pero ello es otra discusión.

¿Cuándo –tiempo histórico- la sociedad venezolana se adscribió al líder Chávez Frías se transformó en el fenómeno socio-político calificado como “chavismo”? ¿Es el chavismo una manifestación social con ideología propia? ¿Es ese chavismo el sub-conjunto conformado por el sector social y el sector militar en unidad actual y/o en desarrollo y perfectibilidad? ¿Por qué el liderazgo de Chávez Frías ha traspasado fronteras inclusive allende los mares? ¿Ese liderazgo se ha manifestado, también, como “chavismo”? Por último ¿cuáles son las bases políticas y/o ideológicas que se sustentan en la recia oposición de Washington a Chávez Frías? ¿Es únicamente a Chávez Frías y/o también a las políticas, permítasenos, chavistas? Es evidente, lo hemos expresado en otros escritos, que hay objetivas realidades que obligan a Washington a “tirar todo por la borda” para “derrocar-derrotar a Chávez Frías” porque al “chavismo” se le puede “golpear” según el “modelo Pinochet-Franco”.

En ese orden de ideas, nos vemos obligados a inquirirnos sí Washington ha aceptado que su política del siglo XIX: “Doctrina Monroe”, está siendo, paulatinamente, superada a nivel continental a tal punto que en los organismos regionales donde participan sus representantes solo es acompañado por la ex-colonia británica, Canadá.

No negamos que la “política de las cañoneras” está aún en las praxis imperialistas del capitalismo en decadencia pero, como hemos conocido en la “invasión a Libia” y el desarrollo de “guerra de mediana intensidad” en Siria, las guerras, en estos tiempos históricos, se expresan con apoyos en campos de alta tecnología y de movimientos “seudo-guerrillas” dirigidas por esas tecnologías de cuarta generación en la praxis del caos (léase: terrorismo urbano) con la finalidad de ir desgastando al Estado mientras que desde los organismos internacionales pro-capitalistas desarrollan la matriz de opinión de las violaciones a los Derechos Humanos aún y cuando ese escenario imaginario se tenga que convertir en realidad demostrable como hemos conocido en el “caso Siria”.

En ese orden, en el texto: “Chavismo, entre la utopía y la pesadilla” ya citado en anterior escrito se proponen ideas a conversar en una sobremesa. En ese orden, nos consideramos el análisis del escrito propuesto por José Rodríguez turbe titulado: “El nudo gordiano del Chavismo” (pp. 47-80) como las ideas a confrontar en el marco histórico-político. En primer lugar, según el título escrito, Rodríguez Iturbe consideraría al “Chavismo” como un concepto socio-político. Interesante porque, en honestidad intelectual, pocas serías testas letradas de derechas e, inclusive, en el campo de la Revolución Bolivariana quienes han demostrado dicha hipótesis; pero vayamos al texto propuesto. Rodríguez Iturbe nos llama la atención cuando propone tres (3) conceptos político-ideológicos: lumpenmilitariat, lumpenproletariat y lumpenintelligentsia. Además propone como expresión de la Revolución Bolivariana (nos opinamos) “…la política como guerra…” (Idem, pág. 67)

Nos, nos permitimos proponer algunas ideas. En primer lugar, el concepto “lumpenproletariat” fue una realidad histórica que se expresó en Londres, concretamente, entre otras realidades urbanas británicas, en aquellas viviendas de Highgate donde residía aquella conjunción de obreros en realidades del capitalismo más deprimente en su fase de consolidación como modelo de modernidad poco humanista y mucho menos enmarcado en las tesis cristiano-luteranas. Si usted le inquieta intelectualmente nuestra argumentación, busque otra demostración y disfrute de la lectura de alguna de las novelas de aquella época victoriana británica. Pero la utilización del concepto sociológico “lumpenproletariat”, desde lo ideológico, tendría dos (2) acepciones: una calificación despectiva por condición de clase (lucha de clases); y, el reconocimiento como uno de los sectores sociales a ser rescatados como “ser creado” en sus individualidades. Al trasladarnos a tiempos del Imperio Romano, “los cristianos” eran perseguidos por el establecimiento romano por sus creencias y prácticas religiosas, independientemente de su condición social, eran perseguidos porque derogaban, paulatinamente, según ese status quo, las propias estructuras del poder establecido romano; aquellas realidades nos las podríamos considerar como que ese sector social perseguido podría ser definido como los “invisibilizados” romanos, como el lumpenproletariat del cristianismo en la fase inicial de la evangelización. Por tanto ¿porqué referirnos a un sector social sobre la base de la lucha de clases tan confrontada por las tesis anti-marxistas? ¿No podríamos considerar esas sustentaciones como “…la política como guerra…”? De inteligentes es dejar la vehemencia en el zaguán de los trastos viejos del pasado.

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Miguel Ángel del Pozo


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