En ocasiones, la prudencia, nos obliga a respirar hondo, reflexionar y analizar los porqués de opiniones personales de políticos y seudo-políticos sobre temas nacionales aún y considerando las diferencias entre el ser nacionalista y el ser patriota dos conceptos que van madurando en los tiempos experimentales personales cuando se conjugan esas experiencias personales con los ambientes externos que influyen sobre nuestras psiques. Hugo Rafael Chávez Frías le enfrió el guarapo a más de un “comandante” mientras que a otros les elevó las visiones esperanzadoras de alcanzar la Patria por la cual tantos y tantos han ofrecido sus vidas, sus sacrificios y extrañas experiencias, sus dignidades “tocadas” por los retrocesos, sus esperanzas hechas realidad no tanto para si sino para aquellos cercanos y más lejanos de aquellos sueños que nos imprimió en el inconsciente colectivo criollo-nacional-patriota El Libertador, don Simón Bolívar. En esos juegos políticos vemos con cierta tristeza actitudes de venezolanos que, cuando se llamaban y/o se hacían llamar comandantes, llenaban sus frases de paroxismo revolucionarios que, actualmente, se quedaron en el tintero como simples frases de opinador de oficio de y para las derechas. Así es la vida de los indecisos y fracasados. Son tiempos de definiciones y compromisos.
Lo expresado más arriba está íntimamente relacionado con la relación de la venezolanidad que es un concepto que evoluciona hacia la continentalidad americana sobre la base de las ideas expresadas y propuestas por don Simón Bolívar durante su traslado terrenal hacia lo eterno en libertad. Ese proceso histórico, como lo expresa Chávez Frías, ha sido dramático y traumático cuando expone sobre los 200 años que pareciera que la Historia Patria se hubiera detenido en los tiempos favoreciendo a las élites y sus sumisos súbditos modernistas bañados por los edenes de las acumulaciones, el mercantilismo colonial, el consumismo mayamero y la indignidad pitiyanqui. Pero, después de años de continua expresión de lucha nacionalista y patriota, cuando la Patria caminaba, indeteniblemente, hacia su segunda independencia, cuando los levantamientos navales en Carúpano y Puerto Cabello, cuando Falcón, Lara, Yaracuy, Oriente y Los Llanos, cuando el Caracazo y el por ahora, se levantó, democráticamente, según los paradigmas de la democracia representativa, el Poder Popular para expresar sus deseos y dignidades contenidos en los paradigmas de la antropología social y la teoría de la Historia en uno de los suyos, Hugo Rafael Chávez Frías.
Unos y algunos expresaron sus rechazos a esas manifestaciones de libertad del Poder Popular con expresiones más cercanas a argumentaciones y actitudes inquisitoriales que de la supuesta cotidianidad cristiana-católica cual argumentaba como justificación teológica hacia la “comunión social” lo representado en las “migajas de pan que caían de las mesas de las oligarquías y las burguesías nacionales” para la “alimentación espiritual” de aquellos sectores sociales a la que pertenecían los invisibilizados. Hipocresía in crescendo.
Demostrable que el triunfo en votaciones democráticas enmarcadas en lo jurídico-nacional que alcanzó Chávez Frías destapó tres (3) paradigmas contra-burgueses: lo antropológico-sociológico; el ideario de Simón Bolívar; lo militar-nacionalista. Aún antes del triunfo del chavismo-popular en el primero de los caminos electorales, las oposiciones a esa candidatura del pueblo representada en Chávez Frías se expresaban en “blanco y negro” en publicaciones y órganos de comunicación de las burguesías cuales aliadas a las que se consideraban oligarquías herederas de aquella Historia Patria chucuta y/o castrada por lógicos intereses de clase. El aceptar a regañadientes el triunfo de Chávez Frías implicaba cerrar la primera etapa de la oposición de las “derechas” (en su más amplio sentido) al ascenso del Poder Popular en su “etapa infantil” al “poder de Patria”. Ello implicó poner en funcionamiento la segunda etapa de esas derechas, nacional e internacional, de “golpe suave continuado” que culminó con su derrota por la expresión-manifestación popular, masiva, vehemente y no violenta con cierto paralelismo con aquella histórica expresión del pueblo caraqueño: “…seguir el ejemplo que Caracas dió…”
Una segunda derrota de la subsiguiente etapa del conjunto de la oligarquía, las burguesías y los extranjeros los han obligado a “pasar al estadio superior golpista” pero en la conjunción “legal-ilegal” sobre esa contradicción permanente de aceptar lo jurídico-revolucionario y, al tiempo, los paradigmas jurídicos-imperialistas según las normativas propuestas en la Escuela John F. Kennedy de esa famosa universidad estadounidense. Esta nueva etapa implica la presencia de un candidato cuya figura refleje los actuales paradigmas ideológicos que se vienen promoviendo desde y según el Departamento de Estado: la juventud, las expresiones de género, los derechos humanos (en minúscula), las redes sociales, lo anti-militar (ironía cuando tenemos presente las guerras imperialistas en Iraq, Afganistán, Libia, Siria y casi toda África). Al tiempo ir desarrollando los paradigmas de la “guerra política” hacia la demostración pública e internacional de la calidad del Estado venezolano sustentado por las tesis de la Revolución Bolivariana y las responsabilidades del Presidente Hugo Rafael Chávez Frías con el objetivo de demostrar que Venezuela es un “estado forajido” (tipo: Libia, Siria, Irán); para ello es obligatorio demostrarlo en basamento en el tráfico de estupefacientes, lavado de dinero proveniente del comercio de la droga, la corrupción, la violación de los Derechos Humanos (en mayúscula), las violaciones a la libertad de prensa, los “presos políticos” (según esa juridicidad imperialista), y la no adhesión a las leyes internacionales impuestas por el Imperialismo desde la segunda mitad del siglo XIX (Tratado de Nanjing, Tratado de Tianjin, como ejemplos). Por reciente ejemplo podemos traer del tintero las reacciones desde Washington y sus acólitos en la OEA y de las derechas nacionales y continentales a la denuncia del Gobierno Bolivariana de Venezuela a la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y a la Corte correspondiente; así mismo, la “argumentación legal” (sic) de las derechas continentales y de la oligarquía y burguesías criollas a la inclusión de Venezuela como miembro pleno al Mercosur.
En el marco de ese ideario expuesto inmediatamente anterior podemos demostrar que ambos argumentos están en perfecta contradicción con las ideas, sugerencias y políticas implícitas en las palabras de don Simón Bolívar sobre la libertad, independencia, derechos “naturales” de la República y de las nóveles Repúblicas suramericanas cuando se refería al “país del norte” cuyo destino manifiesto era y es traer “miseria y pobreza” en tanto y cuando no confrontaran y afrontaran las políticas impuestas por los Padres Fundadores y sus sucesivos herederos (léase como ejemplo histórico consecuencial: Doctrina Monroe).
El Comandante-Presidente, Chávez Frías, en reflexión y consulta, con el apoyo real del Poder Popular, ha anunciado políticas referidas y opuestas, directamente, a la visión capitalista-imperialista del concepto de los Derechos Humanos que, por obviedad, Washington ya conoce, perfectamente, como será el objetivo impacto que “esa decisión política” del Estado venezolano erogar, directamente, la juridicidad capitalista-imperialista, arriba referida, cual traería el desarrollo de fuertes contradicciones a los niveles super-estructurales nacionales suramericanos particularmente en lo que el Imperio estadounidense denomina como “su patio trasero”. En referencia a la incorporación de Venezuela a la Mercosur nos vemos en la obligación de opinar que las derechas continentales si desean que Venezuela forme parte de la Mercosur pero según los paradigmas capitalistas y bajo la égida del “padre Washington”.
Las contradicciones apenas han comenzado para la Revolución Bolivariana.
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