Una duda que tengo

La mayoría de las informaciones son idénticas. Los medios globales repiten, por ejemplo, que el gobierno de Siria está masacrando a sus habitantes. El gobierno sirio, en cambio, dice que son mercenarios quienes están creando los disturbios y masacrando a la población. ¿A quién creerle? ¿Qué? ¿Cómo?

Normalmente creemos en bloque. Admito todo lo que diga A y rechazo todo lo que diga Anti A. A priori, como si fuera matemática. Eso de a priori lo decía Immanuel Kant, avisao, yo no sé.

Una medida saludable es no creerle a nadie y aplicar el método científico, poniendo todo en duda, desconfiando de todo. Duda metódica que recomendaba Renato Descartes, avisao, yo no sé.

Difícil, pues casi nunca podemos verificar en el terreno. Es, por ejemplo, peligroso meterse en guerras sin chaleco contra balas. Casi siempre nos vamos por lo más cómodo: creerle todo a Anti A contra A. O viceversa. No hay que pensar ni examinar fuentes alternativas por Internet, ponle.

Pero hay medidas que podemos tomar lejos de aviones sin pilotos y bombardeos humanitarios, tan de moda en esta temporada.

La primera que recomiendo, humildemente, es escudriñar la trayectoria de mentiras y verdades de quien informa. No es seguro, de ahí la humildad, porque más o menos todos mentimos, ¿verdad, Epiménides? Pero hay quienes mienten sistemáticamente. Hay periódicos cuya única verdad suele ser la fecha.

Otra medida es observar los intereses de quien informa. Difícilmente un medio criticará a un grupo empresarial que lo harta de publicidad. Es posible pero no probable. Por ahí ya podemos ir orientándonos y saber cuán congruentes son nuestros intereses con los de esas empresas. Y si no, pues entonces tenemos que revisar nuestra salud subjetiva, porque significa que estamos nada menos que enajenados, es decir, no estamos batallando por nuestro provecho sino, por ejemplo, el del puñito de ricos venezolanos que tienen US $ 406.000.000.000 en paraísos fiscales, según la británica Tax Justice Network.

El problema filosófico de verdad-falsedad toma hoy un cariz del que no veo antecedentes en la historia del pensamiento. Porque no es que se asevere algo cuya verdad podemos comprobar o no. Se puede errar de buena fe. Ya no. Desde hace unas dos décadas, y cada día más, un monolito informativo global totalitario produce y reproduce idénticas informaciones, a menudo con los mismos errores ortográficos. Cierto o falso, poco importa. Porque por algo no muy sano todos los medios nos corean exactamente lo mismo.

Como en la película The Truman Show, en que el protagonista habita un reality show. Poco a poco el joven va deshilvanando la madeja y descubre que su familia, su casa, su ciudad, su vida, él mismo, son un gran comercial de televisión.

Igual que Truman, podemos deshilvanar indicios. ¿Dónde están las armas de destrucción masiva? ¿Cuántos muertos causó la gripe A H1N1? Es por una duda que tengo. Y es precisamente por duda metódica que rasgamos los velos, pavoroso strip-tease de la realidad. Es esencial porque con mentiras palurdas así podrían destruir a Venezuela como a Afganistán, Irak, Libia…

¿Por qué no probar? ¿O nos dejamos? Es por una duda que tengo.

roberto.hernandez.montoya@gmail.com



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Roberto Hernández Montoya

Licenciado en Letras y presunto humorista. Actual presidente del CELARG y moderador del programa "Los Robertos" denominado "Comos Ustedes Pueden Ver" por sus moderadores, el cual se transmite por RNV y VTV.

 roberto.hernandez.montoya@gmail.com      @rhm1947

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