¿Y dónde está el Psuv?

El candidato de la gorra y los gorreros

El candidato Capriles se disfrazó de venezolano para la campaña presidencial del próximo siete de octubre, el CNE le pidió que se disfrazara de lo que quisiera pero sin usar para esto los símbolos patrios, es decir,  la bandera  y el escudo nacional.

En su intento de encontrar el camino que busca para el engaño y la manipulación fue pasando por una serie de pruebas entre las que se puede contar una camisa con la bandera del vecino y hermano país que nos limita por el oeste; luego un sombrero usado en el llano por los llaneros del norte del también vecino país, después un sombrero usado por las féminas de la parte de la  goajira que le pertenece al hermano mencionado.

Todo eso sucedió  porque quien le vendió el paquete de la campaña fue el mismo que le planificó la ultima del ex presidente colombiano Álvaro Uribe Vélez; todo eso sucedió porque los que recibieron el paquete lo abrieron y se lo pusieron sin leer las instrucciones donde seguramente decía que se debía cambiar la indumentaria por alguna del país de origen del candidato.

Después de los anteriores desaciertos alguien por fin impartió la orden de que se revisara bien cada parte del guión antes de que el candidato lo aplicara, empezando por la indumentaria a usarse, la cual en este caso debía ser sin duda alguna venezolana.

De ahí salió  la genial idea de usar la gorra con la bandera de Venezuela y sus ocho estrellas; seguramente  se plantearon la idea de usar la de siete pero eso les traería el inconveniente de ser demasiado directos ante el elector, lo cual está fuera de lugar en la instrucción recibida por el guionista de la campaña.

El candidato sin discurso, y su comando de campaña, al verse descubiertos en su intensión de tratar de engañar, se aferran a la rebeldía como herramienta de propaganda, ¿Por qué? Porque en ese plan sin plan hay un, a todas voces oculto, plan: todo lo que suceda a su alrededor debe ser usado para ocasionar caos, incertidumbre y  confusión.

Aferrados ahora a una gorra, usada cual tabla de salvación de un naufrago que está siendo arrastrado por una marea (roja) el candidato y su comando llaman a la desobediencia al árbitro electoral, logrando con esto un efecto instantáneo de despertar de adeptos y seguidores, quienes estaban aletargados y semi dormidos ante el aburrido panorama de la campaña.

“Con mi gorra no te metas”, es el nuevo plan de gobierno, es la nueva campaña, es la nueva propuesta del candidato de la no propuesta; “con mi gorra no te metas” y para afianzarse en su idea rifó o está rifando dos mil gorras en su cuenta facebook (mientras el comandante presidente y ahora candidato de la patria, entrega casas todos los jueves).

Los gorreros de siempre, empezando por los que están en la bancada opositora de la Asamblea Nacional, fueron los primeros en calarse su gorra y gritar a viva voz y con valentía (desafiando al “régimen” dicen): “La gorra somos todos” mientras el candidato, aferrado a su gorra con la actitud del niño malcriado que nunca fue enseñado a respetar, les sigue la corriente.

Lo importante en esto es la actitud, es el mensaje; se irrespeta y se desconoce la autoridad del árbitro mientras se justifica la acción banalizando y ridiculizando la exigencia del ente electoral con la finalidad de preparar a sus seguidores para el desconocimiento de los resultados en el evento que se desarrollara el próximo siete de octubre.

Mientras el candidato cual náufrago de un barco que se hunde por pequeño y haber sido construido con materiales chimbos, es decir, por ser un escuálido y majunche barquito; se aferra a su gorra con la esperanza puesta en que ésta lo mantenga a flote; el árbitro le pide, le aconseja y al final le ordena que se suelte de la gorra para que pueda nadar y salvarse.

Mientras el candidato naufrago del escuálido y majunche barquito se aferra a su gorra, un grupo de gorreros le gritan no la sueltes, si lo haces podrás llegar nadando a la orilla donde nos encontramos nosotros pero no serás reconocido como de los nuestros.

Mientras todo esto sucede los seguidores del candidato náufrago se ponen su gorra como gesto de rebeldía mientras internamente se preguntan: ¿esta es toda la propuesta? ¿Este es el plan de gobierno?

Toda esta historia que parece banal y sin importancia nos obliga a mantenernos alerta, el mensaje de la oposición está más que claro: la desobediencia es su plan, el caos es su propuesta.

Nuestra contra propuesta tiene que ser más firmemente difundida; el partido no está desplegado en su totalidad, ¿cuántos compatriotas han recibido el mensaje?: Independencia, Socialismo; País potencia, nueva geopolítica internacional, contribución a la salvación del planeta.

¿Donde están los compatriotas comprometidos con el proceso, cual evangélicos recorriendo las calles llevando la propuesta?

¿Dónde las reuniones de los comités, batallones, grupos o como queramos llamarlos; organizando las comisiones y preparando la logística para salir a recorrer las calles y los vecindarios, explicando y discutiendo la propuesta del candidato de la patria?

El candidato presidente se desgañita difundiendo su plan en cada mitin, ¿Cuántos lo están escuchando? ¿Cuántos están sordos ante los gritos de las consignas y no escuchan nada?.

Mosca pueblo que lo que está en juego es la patria y más fácil se difunde un chiste, una parodia o un chisme que una propuesta o una verdad; hay que remontar la cuesta de lo banal y luchar en profundidad; fue más fácil que le llegara a todo el mundo la rebeldía o valentía (dependiendo del bando que lo vea) de Capriles y la gorra; que el plan de gobierno del candidato de la patria.

El partido no se está  esforzando en su total capacidad, el partido no puede dejarle el trabajo al candidato; el partido debe salir a la calle a convencer además de a pegar afiches; el partido debe salir a la calle a hacer movilizaciones en pro de tal o cual parte del plan propuesto por el candidato de la patria, por ejemplo movilizaciones en pro y en defensa de la aplicación del poder popular; movilizaciones masivas organizadas con motivos validos para que la presencia del pueblo rojo rojito se sienta y se mantenga.

No podemos quedarnos aletargados esperando que ojalá el candidato de la patria pueda visitar nuestro estado para poder salir a la calle a hacer presencia; la presencia debe ser diaria, solo quedan 8 semanas.

Partido a la calle, que la gorra roja se sienta y su presencia sea el preludio de la gran victoria para que el siete de octubre nuestra Bandera Nacional siga ondeando libre al viento.

oscarajimenezr@gmail.com



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Oscar Jiménez


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