La actividad petrolera en Venezuela requiere como en todas partes del mundo, de una compleja infraestructura que por sus características operacionales, conllevan un alto riesgo minimizado solo por la acción preventiva de los protocolos gerenciales. Aun en las más rigurosas condiciones de prevención, la actividad petrolera está expuesta a las más variadas formas de accidentes y contingencias, que ponen en riesgo hasta la vida misma de personas así como perdidas materiales. Quizás la permisibilidad de asentamientos humanos muy cerca de las instalaciones haya sido un elemento que agravó el evento explosivo en Amuay. Pero eso ha venido ocurriendo desde hace muchos años. Por eso es falaz la matriz de opinión queriendo achacar al gobierno y a las autoridades de la Nueva Pdvesa, la negligencia de no acometer planes de mantenimiento. La posibilidad y alta probabilidad de que ocurran accidentes de cualquier tipo en los campos petroleros da al traste con esa peregrina matriz que se quiere construir. Y lo más triste es que se quieren manipular los sentimientos humanos. Piensan algunos irreflexivos personajes, que enrostrándole al gobierno la responsabilidad de los fallecidos en el lamentable accidente en CRP, podrán ganar favores electorales y descontar la ventaja que Chávez hasta hoy mantiene. Es la jugarreta con el dolor ajeno. Y es la más rastrera acción que lastimosamente pueda ocurrírsele a quienes han tenido tan execrable comportamiento, desde el mismo inicio del lúgubre suceso de Paraguaná. Un momento de sublime solidaridad, como el que se dio lugar este sábado en la madrugada en Amuay, no suscita más que el recogimiento, y la reflexión profunda que sobrelleve a inmejorables formas de despiste de accidentes. La magna responsabilidad en este tipo de accidentes se constituye en un compromiso social con el pueblo. Ya ocurrido lo que ha sido inevitable, por duro que sea, como lo es, se propone adelantar un impulso multifactorial, donde gobierno, opositores y comunidades sostengan en la conciencia ciudadana, la posibilidad de reducir en el tiempo los accidentes latentes en nuestra principal actividad generadora de los recursos en este rico país.
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