En primer lugar, debemos aclarar que hay una diferencia fundamental entre el “debate de las ideas” y la “confrontación ideológica”. En segundo lugar, debemos dejar sobre el tintero nuestro permanente respeto por Pompeyo Márquez por dos (2) razones: su valentía de cambiar sus pensares de ser un importante cuadro de las izquierdas venezolanas a girar hacia tesis político-ideológicas social-demócratas; y, por supuesto, nuestro respeto por su trayectoria política. En tercer lugar, las opiniones que expresa JVR sobre el Comandante (Chávez Frías) nos permiten conocer al líder de la Revolución Bolivariana desde la opinión equilibrada de un político venezolano con grande e importante trayectoria en la política venezolana. Por último, nunca jamás, en la confrontación ideológica, un revolucionario dudará de su ideario independientemente de que, por respeto, no las exprese, temporalmente, como, al tiempo, en el debate de las ideas mantenga el respeto y la elegancia que cualquier debate requiera más si, en última instancia, siempre se “jurungan” temas teológicos.
Entremos en la crítica respetuosa y trataremos sea constructiva pero subjetiva.
Pompeyo Márquez nos expone que “…el futuro inmediato de Venezuela es una transición pacífica (o electoral, no importa el nombre)…” Analicemos. Podríamos aceptar que Venezuela está (no en el futuro como lo expresa Pompeyo) en un proceso de transición pacífica pero “estructural” de una forma de vivir capitalista hacia una forma de ser social socialista. Por otra parte, la muy seria diferencia que propone Pompeyo sobre “…transición pacífica…o electoral, no importa el nombre…” es, permítasenos, una propuesta de corte fascista hitleriana. Es decir, es el mismo proceso político que propuso Adolf Hitler para alcanzar apoderarse del Poder alemán. Continúa Pompeyo señalándole el camino a las derechas venezolanas cuando expone que “…progreso es democracia, libertad, pluralismo, unidad nacional…” Solo nos vamos a permitir dos (2) realidades históricas. La primera es el objetivo progreso que se desarrolló durante la Dictadura franquista cuando al imponerle al Dictador las políticas desarrollistas de la industria turística para España y la construcción de autopistas a lo largo de las costas mediterráneas (asociación Rockefeller-Garrigues Walker); ellas sí conllevaron “progreso” a una España que se sumía en las oscuridades socio-económicas falangistas para ser transadas por visiones cristiano-católicas-conservadoras-modernistas. La segunda realidad, sin mayores exposiciones, es el “progreso” que favoreció a Chile que le permitió importantes exportaciones a la costa sobre el Pacífico de los EEUU de América y a los mercados asiáticos durante la Dictadura de Augusto Pinochet. ¿Qué queremos resaltar? Sencillo, el supuesto “progreso” que reza Pompeyo no siempre está coaligado a “…democracia, libertad, pluralismo, unidad nacional…” (Debemos precisar que los progresos arriba descritos no conllevaron una distribución equitativa de la riqueza). Por último, Pompeyo propone para Venezuela “…un funcionamiento democrático de la sociedad con contenido social, con justicia social…” Primeramente, sí la Misión Vivienda, por nombrar solo una de las misiones, no tiene contenido social, además, de expresarse democráticamente para alcanzar los objetivos fundamentales de beneficiar a los invisibilizados, entonces, la sociología tendrá que repensar su positivismo. En segundo término, debemos rescatar la frase-concepto: “justicia social” porque, programáticamente, es la contradicción de Pompeyo con Emeterio Gómez.
Emeterio Gómez expone que “…la sola noción de Capitalismo Solidario habría permitido destacar la idea de Amor al Prójimo…de poner todo el énfasis en la compasión y la piedad…valores éticos…relegados por una superficialidad excelsa y tonta: la Justicia Social…” La idea de Pompeyo Márquez de proponer como política de Estado la justicia social no es compartida por Emeterio Gómez que nos está vendiendo la idea del Capitalismo Solidario sustentado por la compasión y la piedad como fundamento para que el Poder Popular sea “ser social” en sus individualidades. Emeterio Gómez nos aporta las soluciones a todos nuestros problemas venezolanos porque la oposición no asumió “…al Capitalismo, esto es, al Mercado…como el único Modelo de Sociedad que existe y la única alternativa al Comunismo…” porque el Mercado es el “…único Modelo de Sociedad que existe…” poniendo como ejemplo a China y la India. Podríamos explicarle al señor Gómez cómo se desarrolló en China el “mercado” (sin mayúscula) y porqué fue necesario su desarrollo cuando, desde los paradigmas del marxismo, hoy aceptados por los “Wall Street´s boys”, explicaríamos las contradicciones “no teológicas” del desarrollo, necesariamente humano, del “ser social”. En segundo lugar, el “mercado” (Gómez dixit) no es, solamente, la base fundamental del Capitalismo sino la “ganancia por la plusvalía” y es la “plusvalía” la que le da carácter al Capitalismo; por ello debería expresarse una contradicción entre la “acumulación” y la “distribución equitativa” siendo ésta última la que contribuye a una mejor democracia que se expresa en la obligada participación del Poder Popular como conjunto y en sus componentes individualidades como “ser social” en su responsabilidad solidario-teológica.
José Vicente Rangel responde cada “concha de mango” con la destreza del político como lo expresan los entrevistadores cuando exponen que “…explica la historia (con minúscula) política contemporánea (de Venezuela, según el texto de la entrevista) con la facilidad de quienes conocen el peso del mando y llevan años en el crudo ejercicio del poder…” Preciso en sus respuestas cuales nos permite conocer una faceta de Chávez Frías que se le niega, cotidianamente, a la realidad venezolana por los medios de comunicarse de las derechas criollas e internacionales; por lo que el propio JVR nos aclara esa realidad cuando expone que “…hay una reacción de carácter social y racial frente a Chávez…” Importante señalamiento porque debemos aceptar, de una vez, que la sociedad venezolana es “clasista y racista” pero con ciertos comportamientos justificados en aquella famosa frase: “…con un pie en la cocina…” Resalta JVR la cualidad de Chávez sobre el uso del “verbo” cuando nos apunta que “…Chávez es la palabra…usa un lenguaje y un mensaje que a un sector, a los “mandarines” de la política y la inteligencia, no les gusta, pero que lo conecta directamente con el pueblo. Su arma más poderosa, el verbo. Chávez es el verbo…” La “palabra”, el “verbo”, en su uso (expresión oral para que entienda el Otro), requiere de una disciplina personal de lectura que JVR nos lo confirma cuando señala que “…es la voracidad por la lectura lo que él (Chávez Frías) tiene. Lee de todo: cuentos, novelas, cosas económicas, política exterior, de todo…” Pero, nos opinamos que no solo la lectura hace que Chávez se comunique con el Poder Popular y, toda la sociedad venezolana, para decirlo en sencillez, con “tirios y troyanos”, con esa claridad sino, también, la reflexión de lo leído que es lo que nos permite conocer, cuando se expresa (Chávez Frías por sí alguien se confunde con el Otro), cuando podemos conocer a ese “ser social” que vive, permanentemente, esas virtudes humanas que Emeterio Gómez exponía y nos señalábamos más arriba: “compasión y piedad” cristianas sin necesidad de adherirse al Capitalismo Solidario sino que vive en su cotidiana praxis personal y política en el Socialismo Bolivariano.
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