En un encuentro absolutamente
casual en el simulacro de votación ayer domingo me encontré con un entrañable
compañero de muchas batallas me acerque a saludarle y a conversar un rato y
salvo uno que otro detalle todo había cambiado excepto nuestra eterna
conversación inicial, los que normalmente en épocas recientes ejercían
funciones en los distintos espacios no hace mucho tiempo ya no estaban y hasta
los electores parecían otros, solo nosotros manteníamos la misma conversación
como si el tiempo no hubiese pasado, creo que de ambas partes había cierto
recelo en decir las cosas tal cual como las pensamos y nos remitimos a la
eterna discusión entre revolucionarios, el asunto del “PODER” y los “ESPACIOS
DE GOBIERNO” y de parte y parte dábamos distintos argumentos de porque los contrarrevolucionarios
y quintas columnas eran los que estaban gobernando y no nosotros quienes con
una larguísima trayectoria de lucha casi que estábamos donde mismo y en muchos
casos peor aún que cuando conspirábamos contra la burguesía y el punto fijismo
con un sueño en el alma de hacer una revolución.
Me regrese a casa con un amargo
sabor y en la conversa con mi compañera de viaje me resumió de manera
extraordinaria lo que a nuestro entender
es este proceso constituyente en franco avance, hay cinco tipos de personas me
decía, las que se valen de la ocasión para lograr sus metas sin importarle lo
que se llevan por el medio, los que han luchado por una transformación profunda
han dado mucho de sí pero esperan ser recompensados por esto, los que
definitivamente no saben nada de nada y están esperando siempre que les den sin
importan ni quien se los de ni a qué intereses sirve, los que definitivamente
están en contra de este proceso y los que verdaderamente trabajan por una
patria libre y justa, seguro de nuestra tesis de todos modos me sentía incómodo
y con ganas de escribir algo sobre esto pero no hallaba por donde comenzar y se
me vino a la mente la canción el necio de Silvio Rodríguez, canción que colocó
al menos mis cosas en su justo lugar, sin mayores complejos asumí que
indudablemente soy un necio y no me importa que me acusen de egocentrista, de
que tengo el ego por las nubes o de lo que se les antoje porque tampoco es
agradable pagar las consecuencias de morirse
como uno vivió.
Hoy amanecí con un espíritu renovado
y recordé las grandes enseñanzas del gran jefe que me decía que las crisis siempre
son una oportunidad, de avanzar o de perderse para siempre, de uno y de las circunstancias
depende tal fin.
Espero no haber ofendido a nadie
con estas mis modestas palabras, he procurado ser un gran mortificado pero sí
mortifico no vayan a acusarme, agradezco la participación de todos, buenos días
amigos y enemigos.
Viviremos y venceremos
Hay tiempo y hay comida