"¡Angustia!..." - fue una de ellas. Angustia, porque necesitamos que las metas de la revolución sean efectivas y no se oculten las deficiencias con el burocratismo y la corrupción. Angustia, porque el Comandante no es el alcalde que pasa diez veces por encima de un hueco y solo lo tapa cuando la campaña aprieta o si alguien importante visita el municipio. Angustia, porque el presidente no es el gobernador que negocia el presupuesto con el cuñado, el primo, el hermano de la esposa, el amigo del amigo aquel que se lo recomendó, ese mismo que negociaba con el antiguo gobernador, un vagabundo que participó en el golpe de abril. Angustia, porque el presidente no es el ministro que no termina de comprender que los meses pasan y la revolución se va llenando de pequeños errores, que se agigantan en las salas de redacción de los medios privados y, al final, no sabemos si el alcalde, el gobernador y el ministro, forman parte de esa gran comparsa que está jodiendo al proceso.
Eric Rodríguez no me ha contado nada nuevo. Se repiten los viejos esquemas. Fulano de tal llega a Ministro -con "M" mayúscula e intenciones que no se ponen en duda-. Pero, algo anda mal, porque después de la retórica, los planes expansivos, los múltiples proyectos y las buenas intenciones, las metas no se cumplen y, como afirma mi camarada Eric, llegan los tiempos de las explicaciones y le caen a muelas al presidente.
Ustedes se preguntarán: ¿Es qué en nada se ha avanzado? ¡Nooo! Líbreme Dios de hacer esta oscura afirmación. ¡Claro que se ha avanzado! Cada acción de gobierno emprendida por la terquedad de un Hugo Chávez que no se ha dejado matar los sueños, ha alcanzado resultados positivos; que pudieran ser inmejorables, si a quienes les ha legado la responsabilidad de realizarlos, no se dejara envolver por la maldita burocracia y la cáustica corrupción.
Además, si algo podemos afirmar con absoluta certeza, es que Venezuela y el venezolano, cambiaron para siempre. Hoy observamos, como millones de camaradas se reúnen, discuten, preparan, instruyen, organizan y se disponen a tomar el poder que el mismísimo Comandante Hugo Rafael Chávez Frías le ha ofrecido al Poder Popular. Porque el poder que se le ha cedido al pueblo es indetenible. "¡Como un Huracán!" -ha repetido el Comandante varias veces-.
La angustia del Comandante, es la angustia de todos los que creemos en el proceso bolivariano. La angustia del Comandante, es el motor que mueve a millones de camaradas, que ahora conquistan los bastiones de la esperanza.
Afirmaba Eric Rodríguez, profesor y amigo, que a pesar de todas nuestras victorias, hemos tenido una derrota que nos obliga a reflexionar sobre el papel que juegan los líderes del proceso.
La ausencia del Comandante Hugo Chávez por espacio de dos días el pasado mes de mayo, puso a prueba la credibilidad de nuestros líderes. Grupos de revolucionarios se reunieron frente al palacio, exigiendo ver al presidente, y no importaron las declaraciones emitidas por altos personeros del gobierno. Hasta que el Comandante Hugo Chávez no apareció en un Consejo de Ministros y dijo la hora, el pueblo no dejó de estar inquieto pensando que algo había pasado con su integridad física. Incluso, hubo de asomarse al balcón del pueblo, para que las personas reunidas allí, marcharan a sus casas convencidas de que nada malo había ocurrido.
¿Qué sucedió? ¿Por qué no bastaron las declaraciones del Ministro Andrés Izarra para calmar al país?
Eric Rodríguez nos explica, que existe en el pueblo una conexión permanente con el proceso revolucionario y con quien lo lidera, el Comandante Hugo Chávez. Pero, su percepción hacia quienes rodean al presidente, está supeditada al comportamiento burocrático que tienen y han tenido, los herederos de la IV República, y que esto, origina a su vez, descontento y desconfianza en los resultados que su labor acarrea. Por lo tanto, se hace urgente permitir que el pueblo se convierta en protagonista y ejecutor de los planes, a través de los consejos locales de planificación y de un claro debate público que involucre a ministros, funcionarios, alcaldes y gobernadores, en la guerra a muerte contra el burocratismo y la corrupción.
Las encuestas han sido invariables. Hugo Chávez muestra una popularidad sólida y, muchas veces, con una clara tendencia al crecimiento.
No importa sin un ministro no ha cumplido con las metas, no importa si un alcalde es corrupto o si un gobernador ha estado vendiéndose a las oligarquías regionales. El hecho claro -como lo demuestra el gráfico, es que Hugo Chávez mantiene su rol de líder intacto y permanentemente conectado a las aspiraciones del pueblo venezolano.
Esto indica otras variables que son importantes señalar. Hay algo que yo he denominado "El Toque de Midas". Basta que el Comandante Chávez felicite o reconozca la labor de tal o cual personaje, para que mil demonios se vayan encima de esa persona y termine destruida en pocos meses o acabe obedeciendo y alabando a esa nueva burguesía que no quiere rivales y, mucho menos, gente que esté dispuesta a luchar por la revolución bolivariana.
Es así como se han perdido cuadros valiosos y es así como han venido actuando aquellos que han estado maquillando su labor y minando el trabajo creativo de las bases populares. ¿Cómo te enfrentas a una maquinaria que va ofreciendo puestos a los ineptos y va desechando a los críticos que han desarrollado una labor titánica en los barrios, en las comunidades, en las organizaciones de base y hasta en las instituciones?
He visto como un individuo que hace su trabajo en los barrios, movilizando la comunidad y abriendo la brecha de la apatía de muchos, para crear cooperativas e interesarlos en las obras que ha de ejecutar una alcaldía, le cierran las puertas con una montaña de papeles o, si no se deja envolver por la militancia partidista, termina desacreditado como borracho, drogadicto o la peor vaina que se le ocurra a los interesados en mantener el poder local. Y este es un ejemplo en micro. Porque si hablamos de las políticas de altura, terminaremos ubicando un rincón para vomitar de la arrechera.
Angustia, esa es la palabra que cuadra a la perfección y la ha dicho quien tenía que decirla, Hugo Chávez Frías. Angustia, esa que se instala en el corazón y nos obliga a seguir siendo revolucionarios. Angustia, ¡Carajo!, la misma que sentimos todos los días cuando queremos avanzar diez pasos.
Por eso, la revolución no solo se hace en el Norte, el Sur y en el Este. También está allí, en el Oeste. Ese Oeste de zinc, barro y ladrillo. El mismo Oeste que está conectado a la angustia del presidente.
masilvaga@yahoo.com