Todos los cierres de campaña son de mucha emoción y de intensas movilizaciones de masas con el fin de demostrar fuerza, ímpetu y capacidad de victoria, pero generalmente para tristeza de muchos a esta altura está todo definido, al menos que suceda algo extraordinario, cosa a la que apuesta un sector extremista de la oposición. Es lo mismo que las elecciones fueran hoy o el 7 de octubre, el voto ya está decidido por una gran mayoría de ciudadanos y apenas un porcentaje marginal no tiene aún decisión, y éste no afectará el resultado total porque al final también se distribuye de manera casi proporcional a la tendencia nacional.
En este sentido, sigo con el llamado a la sindéresis que debe existir rumbo al 7 de octubre, la elección presidencial es a nivel nacional, no sólo votarán los iguales a ti, votarán también los distintos. Esto lo menciono por una sola razón, la percepción desproporcionada de victoria que vive un sector de la clase media que sólo piensa a través de su entorno y su realidad, desconociendo que existe una clase baja y pobre, que tienen una mayoría determinante en los resultados electorales.
Si algo sabe la clase media baja y el pobre en su mayoría es que quien domina económica y culturalmente y sus vasallos no permiten la diversidad a pesar de ser minoría, así llegó el conquistador a América, imponiendo por la fuerza su religión y costumbres, sin embargo tiempo después estos pueblos arrebataron la libertad negada por siglos.
Llenar la Av. Bolívar ha emocionado a algunos opositores dudosos, y ha puesto a pensar a algunos chavistas temerosos, como si en 1983 Teodoro Petkoff no hubiese llenado la Av. Bolívar y la Av. F.F.A.A., e igual no hubiese sacado su histórico 6 %. Hoy como ayer, algunos caprilistas piensan que por su acto de cierre ya ganaron las elecciones, y si los resultados son contrarios a lo que piensan entonces habrá razones para salir a la calle a cantar fraude.
Ningún candidato y menos en la última etapa de su campaña cree que perderá, de hecho Lula en Brasil, que se lanzó 4 veces, decía que no comprendía como perdía estando rodeado de tanta gente en actos de masas tan emocionantes, pero perdió 3 veces y ganó la última, y Teodoro nunca ganó una elección presidencial, pero la diferencia con Capriles, es que ellos reconocieron los resultados del árbitro, cosa que aún no sabemos si hará éste.
Al final, aún existe la posibilidad indiferentemente de los resultados, de jugar limpio, partiendo de un principio fundamental, estar dispuesto ha aceptar los resultados, sean los que sean.
@NicmerEvans
