La paranoia de la gente de la oposición es algo espantoso, casi demente. Como operador de maquina de votación automatizada, me tocó hoy instalar la maquina con la cual voy a trabajar el domingo, la cual es muy sencilla y completamente electrónica y 100% segura – es decir, es imposible cometer fraude de ningún tipo porque la única persona que puede activar el voto es la persona que va a votar, y lo hace con su huella digital. Después de haber votado, no se puede votar de nuevo con la misma huella, lo que asegura que cada persona puede votar solamente una vez.
Hoy, al instalar la maquina, también se instaló la mesa, que incluye el operador, el presidente de mesa, testigos de mesa de la oposición y chavistas, y el secretario(s) de mesa. También estaban presente los suplentes de cada cargo y los técnicos del sistema y los coordinadores del cetro, la logística y la FANB.
Los testigos y suplentes de la oposición asignados a mi mesa de votación eran una cuerda de gente completamente paranoicas, algo que encontré bastante cómico, aunque no se los demostré por respeto a su condición enfermiza.
Por cada paso del proceso de instalación, diagnostico, reportaje y confirmación, los guié dándole cada detalle de cada evento. Ellos anotaron todo, aun tomando nota de todos los números de seriales de cada componente, cada pedazo de papel, cada rollo de teipe, cada bolsa plástica, cada etiqueta, todo. Les respondí cada una de las preguntas – casi que les di un curso privado en la operación de la maquina de votación. Mientras tanto, los chavistas de la mesa, estaba allí sentados, incrédulos, observando silenciosamente el comportamiento totalmente paranoico de los opositores.
Mi maquina tuvo un problema, la cual se cambio por una maquina de contingencia que sí funcionaba – pero mientras que esperábamos la nueva maquina, uno de los testigos de mesa de la oposición se atrevió a decir, de manera despectiva, “Esa maquina no funciona porque seguramente estuvo fabricada en Cuba.” Esto es completamente falso, pero no dije nada – para que la comedia continúe – y parece que todos estos disociados lo creían. La empresa que fabrica las maquinas de votación se llama Smartmatic, y no tienen oficinas en Cuba, pero si las tiene en Lóndres, Florida, Bélgica, Holanda, México, Brasil, Venezuela y otros países.
Pero lo más cómico fue que después de haber finalizado la instalación de la mesa, había que embalar el todo, retornar los equipos a sus debidas maletas, sellarlas, firmar (los de la mesa, incluso los opositores, lo que sí se aseguraron de hacer), y entregar el todo a la FANB para que resguarden los equipos hasta el domingo, así asegurando que nadie pueda tener acceso a estos equipos entre hoy y el domingo. Después de haber firmado, los opositores de la mesa empezaron a irse, y rápidamente tuve que decirles que no se vayan porque ellos, los paranoicos, quienes no tienen confianza en nada o nadie, deben estar presente cuando se les entrega los equipos a la FANB.
Les dije, “Queremos que estén seguros que los equipos no se encuentren en el fondo de un lago o en las nubes, ¿verdad? Tenemos que asegurarnos que vean cuando se les entrega los equipos a la FANB, ¿verdad? ” Uno de los opositores, dijo, en baja voz, “¿Qué Fuerza Armada?,” mientras que los otros me miraron, como si los hubiera despertado de una pesadilla, y respondieron, “Ah, sí, verdad.”
Nos acompañaron, y no dijeron nada más. Pareciera que quedaron traumatizados. Pobrecitos.
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