La celebración de origen celta con el nombre de “All Hallows Eve” (Víspera de Todos los Santos) que derivó en el actual “Halloween”, era una festividad donde se conmemoraba el fin del verano y de la temporada de cosechas. Era una manera de “invitar” a casa a los ancestros familiares y ahuyentar a los espíritus malignos. A partir del siglo XIX, “Halloween” se establece en Estados Unidos, con lo cual pasa a formar parte esencial del calendario de dicho país y de Canadá. En nuestras latitudes culturales, los equivalentes naturales serían: el Día de Todos los Santos y el afamado Día de Muertos en México, con las pintorescas “calaveritas”.
Desde finales de la década de 1970, la maquinaria propagandística “hollywoodense” ha proyectado “Halloween” al mundo entero, sólo que desde el decenio de 1990 se ha intensificado su promoción debido a factores inherentes al capitalismo: la vasta cantidad de “merchandise” consagrada a la festividad “de brujas” ha traspasado las fronteras de la sobreproducción dentro de Estados Unidos y otras naciones anglosajonas. Para que la mercancía no se les quede “fría” en el Norte, las empresas del ramo han optado por enviar sus baratijas a los países en vías de desarrollo con el objetivo de abrirse noveles horizontes y evadir una de las lapidarias tesis de Marx en relación con el sistema de la plusvalía. Junto con los artículos en cuestión, también se “exporta” la idea de que “Halloween” puede ser otro pretexto para la algarabía, como la Navidad y el Fin de Año. Para amplios sectores de las capas medias “transculturizadas” y desclasadas, es más “cool” vestirse de hechicera que armar una rumba por el Grito de la Independencia, verbigracia.
En los colegios privados de Venezuela, la afrenta no podría ser menor: casi obligan a padres y representantes a adquirir costosos trajes para que la “tradicional” fecha no pase por debajo de la mesa (¡!). Para colmo, más de un infante está llorando -a estas horas- porque sus progenitores no están en condiciones de comprar el disfraz de monstruo que salió por Discovery Kids. ¡Para coger palco!
Mientras el sistema capitalista imperial se hunde en su mar de contradicciones intrínsecas, éste trata de vendernos sus “espejitos” bien caros e intenta salvarse de su implacable destino. “Halloween” es la punta de la retahíla de sandeces que ha intentado imponer el decadente “American Way of Life” al resto de sus semejantes terrícolas.
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