La revolución implica cambios y transformaciones sustanciales en los aspectos económicos, políticos, sociales, culturales, deportivos y en otros sectores que contribuyan al crecimiento y desarrollo del país.
Pero para lograr estos buenos resultados es necesario un equipo de hombres capaces, con iniciativa e imaginación para ir diseñando proyectos y planes con la finalidad de romper viejos paradigmas (la palabra como si se había olvidado) y sustituir con ideas nuevas e innovadoras que permitan el incremento de la calidad de lo producido, encajado en el concepto de productividad que implica producir con calidad, en tiempo oportuno y con el menor costo posible.
Pero ¿qué sucede, entonces?, que en los diferentes aspectos que puedan contribuir a mejorar las condiciones políticas, económicas y sociales del país, se duda mucho que haya la eficiencia que en la actualidad pide a gritos el Presidente, porque, supuestamente, se ha enquistado un grupo de personas que desde las altas esferas, controlan e imponen a sus allegados, independientemente que estén con el proceso y muchos menos si están preparados para cargos de alta de responsabilidad en los cuales los asignan y como no tienen idea por dónde empezar una gestión para realizar una labor eficiente, entonces, los organismos se burocratizan y la ineptitud del gerente o director, se contagia y los empleados subordinados caen en la ineficiencia siguiendo el ejemplo de todos aquellos que los dirigen y que dan muestran de una actitud indolente ante la obligación que le han establecido.
En definitiva para no darle mucha vueltas al asunto y estar en sintonía con lo que está exigiendo el Presidente Chávez, hay que estar claro y decir que sin eficiencia es imposible transformar una sociedad en pro de sus habitantes y por tanto si actuamos con dicha ineptitud, estaremos haciendo un arroz con mango, pero menos la construcción del socialismo del siglo XX1, que beneficiaría a esta Patria que tardó más de 400 años para su verdadera emancipación.
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