Argentina declara 3 días de duelo por la muerte de Leonardo Favio y no sé, cuántos deberé declarar yo para saciar esta sensación de orfandad que me deja su ausencia, eufemismo que uso para para no nombrar a quien me está dejando sin mi amigos, sin mis referentes, sin mis afectos...
Digo Leonardo y y corre toda mi adolescencia por sus canciones. No sería yo sin “ y llovía... llovía”, “hoy corté una flor, que me alegre su canto, que me alegre su risa”, “ella ya me olvidó”. Son tantas. Me asomo a mis años de liceo y me veo cantando esas canciones, acompañándome en el baño, en mis quehaceres, en mis recorridos por esta mi ciudad cuando aun se podía caminar, en mis primeros amores, en aquellos años locos de los 70 ! Ay Leonardo, qué buen compañero fuiste!
Recuerdo que en el año 2002, exactamente en el año del golpe, estuvo aquí en Maracaibo y no lo pude ver, por dificultades económicas y del país. Era el año del golpe y la verdad, lo que menos tenía ganas era de estar plácidamente sentada en un teatro oyendo a alguien, incluso si ese alguien era Leonardo Favio, no obstante lo cual, siempre lo lamenté, porque supe luego que estaba enfermo, que cantaba sentado, que casi ya no hacia giras, que no salía, que no cantaba. En fin, que lo lamenté por siempre. He visto una y mil veces el video de esa actuación en el teatro Baralt y sueño con que estuve allí, que lo vi, que lo sentí.
Ahora que ya no está, una descubre que ningún dolor se parece a otro dolor, que todos son distintos, que este en especial me vacía, me descuadra, sé que podré volver a escuchar una y mil veces más su canciones, pero ya no volveré a saber de él como algo vivo, sino como un recuerdo y una ausencia.
Repito, no imagino mi vida sin que esté atravesada por su canciones, sus ritmos, su gestualidad. Más de una vez sentí que estaban hechas para mi y seguro que así fue “ que me alegre su canto, que me alegre su risa”.
Me quedó muda pensando en todo lo que la música, el arte de Leonardo Favio significa en mi vida y que en este momento de dolor, lo calibro en su justa dimensión. Recuerdo que durante años tuve el disco de acetato, prestado por una compañera ya todas partes que iba lo llevaba conmigo. Siempre me asombró saber que su verdadera vocación era la de cineasta. Es que lo hacia tan bien de cantante, que no podía imaginármelo de otra forma. Hasta siempre Leonardo. Gracias por todo lo que nos diste.
“Quiero aprender de memoria tu cuerpo de niña
y hundirme a vivir”
“ Pienso si no es pecado ser tan dichoso “
“ A veces presiento que mi alma está en sombras
entonces sonrío y me digo esto es el amor”
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