El encuentro diferido

El encuentro convocado por el Comité Promotor de la Constituyente Sindical para el día 10 de los corrientes ha sido diferido para el 24 de este mismo mes. Sectores interesados en concurrir, que tienen gran importancia en relación con los propósitos del evento, han manifestado la imposibilidad de asistir por tareas previamente asumidas.

Existe interés en que dicho evento cuente con la presencia de representantes de trabajadoras y trabajadores de toda la nación y, por lo tanto, es necesario atender las solicitudes de quienes constituyen sectores importantes del movimiento obrero venezolano.

No nos cabe la menor duda de que el problema principal que confronta el país es la atomización de la clase obrera. La necesidad de constatar la ejecución de políticas trazadas en beneficio de todo el pueblo y particularmente de las trabajadoras y trabajadores no puede llevarse a cabo con la eficacia indispensable si no contamos con una organización de la clase obrera capaz de asumir esas funciones.

Por lo demás, no es posible conseguir la solución de vicios y delitos sin una organización de la clase social sobre la cual descansa toda la organización de la nación. La inseguridad personal y la corrupción constituyen hechos estrechamente ligados, es decir, la corrupción administrativa es la gran escuela de delincuencia que tenemos en Venezuela. En otras palabras, el delincuente tiene el mejor ejemplo y justificación en el funcionario que se apropia de los dineros públicos. Cualquier ratero se siente estimulado y justificado cuando sabe de un sujeto que ocupa un cargo importante y dispone de los recursos materiales que se le confían. Corrupción administrativa y delincuencia común son aspectos de un mismo hecho criminal.

La atomización de la clase obrera ha llevado a tal extremo que entre los obreros de la construcción se suceden asesinatos con alta frecuencia. La competencia entre diversos organismos de clase origina el fenómeno. El sicariato se ha transformado en una abominable práctica entre los sindicatos. Puede afirmarse que existe una alianza entre algunos sindicatos, la delincuencia común, la policía, las fiscalías del Ministerio Publico y funcionarios de la administración.

Como es lógico, existe una inmensa mayoría de mujeres honestas y hombres honestos que no participan de semejantes vicios y la esperanza del país se encuentra precisamente en esa población. La organización de esa mayoría, constituida fundamentalmente por trabajadoras y trabajadores, es la base sobre la cual podemos derrotar las conductas delictivas que mantienen en permanente tensión al pueblo venezolano.

Estamos convencidos que esta es la tarea principal que tenemos planteada los venezolanos y las venezolanas. No podemos hacer nada positivo y beneficioso para el pueblo ni llevar a cabo la acción creadora que requiere una nueva Venezuela si no comenzamos por abatir la división de la clase obrera. Es inútil todo esfuerzo que no parta de este hecho fundamental. Ni siquiera podremos construir un partido político que tenga a su cargo la conducción del país si no logramos la unidad y organización de la clase social llamada históricamente a encabezar el bloque interesado en un desarrollo independiente.

Nuestra insistencia en el tema obedece a la convicción científica de que no es posible avanzar en las condiciones actuales del movimiento laboral.

Quienes asumimos el marxismo como el instrumento científico de análisis y transformación de la sociedad lo hacemos convencidos de que la lucha de clases es una realidad irrefutable y que constituye el motor de la historia. En consecuencia, resulta un contrasentido no unir y organizar la clase social que sustituya a la que ha sido tradicionalmente la clase dominante: la burguesía.

La construcción del socialismo, única solución a los desmanes del capital, requiere indispensablemente la unidad de la clase obrera. Lo contrario es renegar del marxismo y prescindir del instrumento indispensable para la transformación social y la instauración del régimen socialista. Digámoslo con absoluta claridad: sin clase obrera no hay revolución en Venezuela y mucho menos socialismo.

Robertohernandezw@gmail.com


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Roberto Hernández Wohnsiedler

Abogado y Sociólogo. Fue diputado, vicepresidente de la Asamblea Nacional, Ministro del Poder Popular del Trabajo y Seguridad Social y militante del Partido Comunista de Venezuela (PCV). Es autor del libro La Clase Obrera y la Revolución Bolivariana.

 robertohernandezw@gmail.com

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