La revolución y la corrupción: enemigos entre sí

El Presidente de la República Popular China, Hu Jintao, y el Secretario General del Partido Comunista Chino (PCCh), Xi Jinping, han expresado sus preocupaciones, el primero, y sus líneas de trabajo, el segundo, cuando de corrupción en China se trata pues la misma pone en peligro las estructuras del Estado socialista chino con características chinas. La corrupción se expresa y se presenta en un estado socialista de diferentes maneras como también se expone en el estado capitalista burgués por tanto son diferentes las formas jurídicas (superestructurales) como ambos estados enfrentan esa realidad inobjetable (¿impresa en ambos sistemas?); es decir, la empresa privada, por ejemplo, incursa en corrupción en uno y otro estado y se comporta en forma diferente lo que no significa que la inmoralidad y amoralidad de los sujetos involucrados en actos de corrupción, en última instancia, sean diferente pues el acto, per se, se expresa, igualmente, en sus objetivos finales que es el aburguesamiento de los cuadros políticos y líderes de la economía por debilidades de conciencia en unos casos cristiana (el estado capitalista-burgués en su sustentación ideológica es, fundamentalmente, de carácter religioso: cristiano, budista, islamista, etc.), en otros de conciencia teológica-revolucionaria-socialista-humanista, es decir, antropológico-teológica.

Probable que las preocupaciones de ambos líderes chinos arriba referidos se pudieran sustentar en las experiencias históricas conocidas y analizadas en cuanto las razones principales por las cuales el Presidente Chiangn Kaishek perdiera la “Guerra Civil” china (1947-1949) cuando la corrupción “galopó” en los estamentos civiles y militares “guomintantistas” gracias a las dádivas que, en objeto de ayuda, provenían de los EEUU de América. Varios fueron los efectos que esa corrupción impactó en la vida cotidiana de aquella China de Gobierno nacionalista, como bien lo expresó José Miguel Ferrer como Encargado de Negocios de Venezuela ante el Gobierno nacionalista en sus informes, como serían la inflación galopante, la prostitución, el tráfico y consumo de estupefacientes, la corrupción aduanal, financiera y comercial, la extracción de moneda fuerte hacia el exterior, y la compra y venta de conciencias.

Entre los casos más conocidos estaría el del general Cheng Chen, la familia Soong, las mafias blanca y verde, y los generales-señores de la guerra que aún perduraban como “caudillos regionales”. Ante tal situación, Chiang Kaishek, ordenó el traslado del “oro chino” de las arcas gubernamentales hacia la isla de Taiwan donde iba a constituir su gobierno en el exilio; para ello le ordenó a uno de sus más fieles generales que se responsabilizara del transporte de dicho cargamento de oro hacia Taibei, como futura capital del Gobierno nacionalista. Dicho general decidió enviar el cargamento de oro a Suiza a su cuenta bancaria personal. Cuando Chiang Kaishek entró en conocimiento de la decisión personal del susodicho general, conversó en privado, le puso una sólida y contundente solución sobre la mesa que fue imposible de rechazar por el general ladrón y corrupto. El oro chino regresó a Taibei y el general fue puesto en “casa por cárcel” hasta su fallecimiento en fechas no tan lejanas a las actuales.

La dirigencia china del PCCh ha aprendido de esa lección de corrupción. Ha aprendido que las decisiones al más alto nivel no se “deciden después” porque se pierde el poder, el gobierno, la revolución nacionalista, socialista y humanista, se pierde la “temporalidad histórica”. Es por ello que han decidido actuar con la contundencia y la prudencia de cada caso por que lo que estaría en el “filo de la navaja” sería la estabilidad social, económica y militar de China vista las realidades actuales de la “nueva política Obama” (JVR dixit) aún después que Barack Obama dejare de ser Presidente de los EEUU de América.

Queda una muy interesante pregunta en el aire. ¿Por qué la corrupción en su relación con el estado burgués capitalista no alcanza la desestabilización del Estado como sí la impone en el Estado socialista-revolucionario en sus procesos de “cambios profundos”? Es sencillo y el Comandante Chávez Frías lo ha expresado una y mil veces cuando nos educa diciéndonos que la corrupción es innata al sistema capitalista, así de simple. Por tanto quedaría por preguntarnos ¿Por qué algunos de los cuadros socialistas se corrompen? Evidente que tendríamos una primera razón que sería su debilidad de conciencia revolucionaria; pero ¿Qué significa ello? Es decir, ¿Qué significa que la conciencia de un revolucionario “se amelcoche”? Definitivamente, consideramos, son dos variables reales: el dinero y el poder. Ambas variables, por separado, de por sí, realizan en las débiles conciencias, capitalistas y revolucionarias, acciones que irrumpen en la “moralidad natural” individual alcanzando accionares personales de anti-ética en perfecta unidad con la corrupción como, por ejemplo, en los políticos como bien lo ha expresado, entre otros, Nicola Macchiavello con lo cual se alcanza los desfavores de las sociedades subsumidas por liderazgos débiles.

En el caso de China, la tradición expresa que cuando los gobernantes son corruptos, pierden los favores del Cielo y el Cielo los castiga con “miles de males naturales” como ha ocurrido con cada una de las dinastías que han perdido los “favores celestiales”. En el caso de los capitalistas, cualesquiera ellos sean y se manifiesten, sean de Estados capitalistas, sean de Estados en cambios profundos de transición al socialismo, la pregunta que en todas las oportunidades se expresa sería ¿sí ellos, los capitalistas, están corrompidos y/o corrompen? Es preciso exponer que ni todos los políticos son corruptos en su gran mayoría, ni todos los capitalistas caen en la tentación del “pecado de corrupción”, también, en su gran mayoría; lo expresamos para evitar una “caza de brujas” y/o “macartismo socialista”.


En ese orden, debemos preguntarnos ¿quiénes son más culpables los que proponen y/o los que aceptan acercarse a la corrupción y caer en ella que es lo fundamental? Es evidente que tanto en el sistema capitalista como en procesos de cambios profundos se expresan escenarios de corrupción; verdades comprobables históricamente pero lo que sería fundamental es que “el líder”, a diferencia de Chiang Kaishek, asuma sus contornos y actúe con la dignidad que le imprime su cargo y sus responsabilidades pero sin atropellar pero sin vacilar.

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Miguel Ángel del Pozo


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