¡Querido Niño Jesús!
Como ando en una flaqueza sin límite de peso, es decir, voy en bajada permanente en la báscula de mis razones físicas diarias y, todo creo yo que, se debe a la peladera que nos cayó encima desde que por aquí pasó ese que mientan mucho y que se llama Capriles Radonski y, lo peor de todo fue que, voté por él una vez que me ensartó con todos los dibujos que nos hizo de sus pajaritos preñados de mentiras que, como ofrecimientos nos metía todos los días de campaña y, yo caí, de bolas que caí como un necio.
Por eso recurro a ti querido –Niño- con esta cartica que es un secreto entre los dos. Primacía exclusiva entre sujeto y predicado al respecto.
Sé que todos los que le escriben es para pedir, en cambio yo, lo hago para quejarme con razón y sin razón, ya que ando también sin mucho juicio quizás más que volátil.
Le aseguro, apreciado Niño que, este año no tengo nada que dar y, sí espero que a mí me den ya que, mi situación generalizada es por demás complicada por decir lo menos.
Y es que amado Niño, el sueldo mínimo que gano no da para más y, este mes nos agarró con los precios de todos los productos de consumo diario y, de otras índoles por las nubes que apenas pude comprarme un traje y un par de zapatos con los tres meses de aguinaldo que me dieron que ni para un calzoncillo ni un par de medias me alcanzó y, ya me quedé otra vez en la misma sin poder correr las bases de mi distracción a gusto.
¿Viajar, adónde y cómo? ¡Oh no Niño! Eso es para los ricos y, creo que de acuerdo a la situación negativa (desastrosa) de los marcadores o indicadores económicos del país que, según manejan los economistas de la oposición nos plantean un panorama negro que indica que él mismo se está cayendo a pedazos y, no hay reales para nada y, sus opiniones detallan que la cosa cada día será peor que, el que viaje está loco o se está empeñando ciegamente y, lo peor Niño es que “las empresas de transporte marítimo, aéreo y terrestre arrastrarán grandes sumas de dinero de pérdidas” y, todos esos espacios permanecerán vacíos. ¡Qué horror!
Ve, adorado Niño, porque me quejo. Mi país sufre y sufre callado y, lo más simpático que los líderes de la oposición viajan fuera del país a votar sus malos pensamientos y, regresan más satisfechos y, reacios a mentir muy seguido y, a seguir soñando con un golpe y con Chávez enfermo.
¡Ay Niño! Y lo peor de todo no habrá hayacas. ¡Qué va Niño! La masa no está para bollos, ni llegaron las aceitunas, ni las alcaparras, ni las pasitas y, ¿entonces con qué rellenamos el guiso? Que rabia Niño, ya que las saboreo sin poderlas comer y, si se consiguen en el mercado negro o mercado libre cómo comprarlas. Otra vez volvemos a los ricos que todo lo pueden –que mala costumbre esa Niño y no se acaba ni se acabará-, pero algún día las cosas serán al revés como debe ser dentro de la justicia social –verdad Niño.
Y, eso de decir –Niño- que “la mejor hayaca la hace mi mamá” quedó como un mal convivir que no llena la actualidad del gasto público del venezolano y, podríamos mejor decir, la mejor hayaca se la come Cadivi.
Bueno -Niño Jesús- como nada te pedí, nada te agradezco y, a la vez solicito me omitas de tus consideraciones por revisar, por este año y, por lo tanto no me incluyas en la lista de los pedigüeños, pero por favor: de todo corazón te ruego con infinita indulgencia me concedas una gracia divina que haga posible que el venidero 16-D el pueblo le meta a la oposición venezolana las veintitrés arepas. Ni una gobernación para ellos, para que no sigan viviendo a costillas de la descentralización de su mala gestión y, cojan mínimo de moralidad como corruptos administradores y, la lengua de la paciencia se le enrede en su derrota que les pesará haber actuado a espaldas del colectivo y, al timorato de Henrique Capriles se lo coma el camino, el camino de su hipocresía por engañoso.
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