Por la gran fortaleza espiritual que exhibe y por la inspiración divina de un pueblo en ruego por la cura de sus padecimientos, el presidente comienza con éxito su recuperación. Además de sus familiares más cercanos, algunos ministros y amigos de vanguardia le acompañan en un hospital de la Cuba solidaria. Mientras tanto, el vicepresidente Maduro, en fidelidad a la confianza que le proveyera el presidente antes de partir a quirófano, acomete un programa de apariciones pública con carácter de información unas, y otras de índole también, político- electoral. Y eso está a tono con el discurso que a lo mejor diera el presidente si otro sustituyera en él, el carácter de distinguido convaleciente que manifiesta. En Petare el vicepresidente lució certero en algunas ideas, a veces divagaba en el discurso, quizás una emoción contenida desbordaba su actuación hasta tal punto que no solo hubo algún quiebre de voz cuando se refirió a la permanencia física o espiritual de Chávez, sino que un balbuceo sonoro e incontenible de llanto brotó desparramado a los oídos de la audiencia. Y eso es humano es verdad, pero también hay técnicas elementales para contenerse. La noche del sábado, cuando anunciaba el éxito de la cirugía practicada al presidente, a manso parecer de este escrito, tampoco fue certero en su cometido principal. Lució errático en la conexión del mensaje. Pareció tener dificultad para enlazar la idea principal de su disertación, que era el éxito de la intervención al presidente, con sus desarticuladas ideas iniciando el mensaje y tratando de aderezar aquello. Quiso como poner el postre antes de servir el plato. En varias oportunidades muletilló sus oraciones y buscaba casi con prisa enderezar sus resbalones. Pero al fin y al cabo, logró el objetivo y por la magnanimidad de la información, todo quedó regularmente bien. El presidente Chávez, no obstante y como se sabe es un experto en este tipo de mensajes. Es inmutable hasta en lo más expresivo y locuaz hasta en lo más embarazoso del cometido. No es este un escrito para despotricar a ultranza de Nicolás, solo un llamado de atención para que acometa con mayores laureles las actuaciones que con absoluta seguridad, de la mano del presidente y en el futuro cercano, habrá de acometer.
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