El peor alcalde mayor que ha pasado por la Alcaldía Metropolitana de Caracas y, en sus pasantías de recreación administrativas lo que más ha hecho es viajar sin ningún interés para el Distrito Capital y, cuando está en el país se la pasa entregado en una huelga de hambre imaginaria en que distrae su añoranza: noche y día persiguiendo el día que será presidente de una rumba sin música y payasea y fastidia que no hace reír a nadie por su cara de inocencia que se pierde en el vacío de las angustias celestes.
Este adeco de pacotilla que se especializó en imitar a sus superiores inmediatos que eran miembros del CEN de AD y, en particular a Carlos Andrés Pérez como su secretario general en busca de la dádiva política que lo colocó en cargos bien importantes que jamás supo desempeñar con honestidad y lealtad, tal cual, lo ha hecho en el actual casi llegando a su final de período.
Parece que ha perdido su tiempo leyendo a Condorito y a la gata Gimena de los Rincones y, de vez en cuando ve de reojo “el manual de cuánto hay para eso”. Y cuando está volando se mete un puñal sin descanso de Alicia en el país de la maravillas en el otro mundo adeco y, después duerme una buena siesta despierto con latidos ingratos por meterse a escalar posiciones sin apoyo.
Y, sin contemplación ninguna fue uno de los que metió las manos de lleno en el Caracazo como diputado adeco en cuya masacre que ejecutaron partidarios y allegados con Carlos Andrés al frente y Virgilio Avila Vivas en la gobernación del Distrito Capital y, tanto aquél como éste fueron artífices de tantos desmanes en que incurrieron ambos cuando fueron gobernadores a la orden del presidente Pérez y ejecutaron con afán la odiosa consigna de “disparen primero y averigüen después” que se llevó por delante innumerables vidas inocentes que a través del tiempo creen que se han olvidado y, es el mayor logro que lo acredita como demócrata de esos viejos tiempo y, ahora quiere “salvar a Venezuela de este régimen chavista”.
En lo adelante ha estado siempre detrás de AD y Copey jalando y tertuliando que le den una palomita política de auxilio que le dé opción a carguitos públicos.
En el tiempo de desarrollo de la campaña electoral hacia las elecciones presidenciales del 7-O pasado: estuvo de sigüi fastidioso tras de HCR en busca de un posible reacomodo en alguna función del poder ejecutivo en caso que aquél ganara y, quedó en el aire y, ahora con la recaída de la enfermedad del presidente Chávez no ha dejado de inmiscuirse en lo que afinque su presencia de “consejero político”: “aquí estoy si no me han visto y para qué soy bueno” y blablá dentro del ensarte de disparates que contamina el arte de la buena política.
¿Pero eso será en vano y sin interés alguno? Difícil, difícil la respuesta sobre éste gran servidor sin descanso.
Últimamente después de la derrota que llevaron el 16-D se le ha visto con unos efervescentes deseos estrujando posibilidades de “competir” por una opción si es que se presenta como aspiran y desean ellos que el 10 de enero no haya proclamación entonces, que más le queda sino expresar:
-Caballeros de la MUD aquí estoy yo si acaso no me han visto que quiero estar en primera fila como político útil que sabe desenredar enredos como el que se nos presenta ahora y, el más indicado en experiencia y, en conocimiento político de raíces difundidas que hurga y cava en lo profundo del pueblo venezolano y, sino se han dado cuenta se darán que tengo ínfulas por demás para gobernar al Estado venezolano y, quizás después de Chávez –yo y sólo yo.
Y, será el flamante secretario ejecutivo quien lo despertará de su modorra de poder y lo consolará sin calmante de alegría y le dirá: -Antonio, Antonio, abre los ojos y óyeme con paciencia que te conviene.
En Primero justicia están los testaferros de la gran oligarquía que investidos de superhéroes mundiales controlan nuestros pasos y, jamás te van a ceder la mínima posibilidad de ser el Guasón de la oposición venezolana y, yo en particular con el apoyo de Ramos Allup tampoco lo permitiremos, aunque te disfraces de CAP.
Y, Antonio despertará de mala manera y pensará: Yo lo que quiero es que algún día me lleven en hombros a Miraflores, aunque después me saquen a patadas.
E inmediatamente, se fue para Ciudad Bolívar a consolar a Andrés Velásquez que tiene in situ un pataleo impugnativo de estado incierto