Cuando concluya la investigación a fondo que debe hacerse del manejo de PDVSA podrá descubrirse cómo los venezolanos hemos sido victimas del más grande robo del siglo

El robo más grande del siglo

El rescate de PDVSA permitirá poner al descubierto el robo más grande cometido en todo el Siglo XX. Las cifras del más escandaloso hecho criminal no podrán ser ya ocultadas. La apropiación por unos pocos de la propiedad de todos los venezolanos fue posible porque PDVSA se convirtió en un megaestado dentro del Estado venezolana. La empresa petrolera mientras más privilegios concedían a sus gerentes menos los recursos otorgaba al desarrollo del país. El Ministerio de Energía y Minas estaba obligado cuidar el patrimonio nacional; pero, por el contrario, los gerentes petroleros colonizaron al Ministerio de Energías y Minas e impusieron intereses extranjeros.

En 1976, los costos operativos de PDVSA fueron 1.614 millones de dólares de un ingreso total de 9.258 millones de dólares. En 2000, los costos se elevaron a 35.839 millones de dólares de un ingreso total de 53.680 millones de dólares. Es decir, del 20 por ciento los costos aumentaron al 80 por ciento mientras la tributación fiscal de 80 por ciento bajó al 20 por ciento.

En estos costos, un elevado porcentaje lo representaban los sueldos de la nómina ejecutiva, unas 870 personas, con un promedio entre los 90 y los 300 millones de bolívares anuales por cada gerente. Disfrutaban, además, de toda suerte de privilegios: recreo en lugares de turismo, chalets en paraíso nevados, suites en las más exclusivas playas de las islas del Caribe; obtorgación de acciones en clubes de cinco estrella; elevados viáticos; comedores de lujo sin pago alguno; renovación anual de las flotas de automóviles; bonos millonarios de vacaciones, utilidades y por viviendas.

La alta gerencia se distribuía las contrataciones millonarias entre socios, familiares o amigos. La llamada internalización significó una ruinosa inversión para Venezuela y un gran negocio para la cúpula gerencial. Cuando concluya la investigación a fondo que debe hacerse del manejo de PDVSA podrá descubrirse cómo los venezolanos hemos sido victimas del más grande robo del siglo.

La última carta jugada por la gerencia de PDVSA fue engancharla en la estrategia golpista y aplicar un plan de atentados a fin de paralizar la industria petrolera. Creyeron que pondrían de rodilla a Venezuela, abrirían las puertas de Miraflores a los jerarcas de Fedecámaras y entregarían PDVSA al saqueo extranjero. Perdieron la partida porque ni el pueblo ni la Fuerza Armada están dispuestos a cambiar el gobierno patriótico de Hugo Chávez por el dominio de gerentes bajo las órdenes de Carlos Andrés Pérez y las mafias de la vieja política.





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Guillermo García Ponce


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