Desde que se instaló la Asamblea Nacional a partir de la Constituyente popular muchos han sido quienes han traicionado a la revolución, así que para curarnos en salud hay que ser muy juiciosos a la hora de escoger la directiva de ese poder del Estado, o el pueblo puede reclamar el guabineo y la blandenguería.
Por ejemplo, Leopoldo Puchi fue designado primer vicepresidente de la Asamblea Nacional y además, coordinador del polo Patriótico, aparte de Ministro; y eso que era jefe del MAS.
¿Y, cómo nos pagó? –pagó con la traición, no solo a la revolución sino también al Poder Legislativo; todos saben a qué me refiero.
Albornoz era del PPT, el tal Contreras, del MEP, Ricardo Gutiérrez y el tal Rafael Simón Jiménez creo que eran de PODEMOS o de no sé qué otra vaina pero, no eran del partido de la revolución (hoy PSUV).
Y así por el estilo, el ultraderechista Luís Alfonso Dávila, estuvo nada más y nada menos que de Presidente del Congreso, electo por nosotros. Pero nos traicionó feo.
Y, ni que hablar de “cadáver inmortal” (Luis Miquilena), todos saben de que tufito emana, hasta pretendió modificar tras bastidores ciertos artículos de la Constitución pero fue pillado a tiempo.
Huelga hablar de Vladimir Villegas, no vale la pena, sólo que es traidor.
Y esa es la gentecita que, disfrazada, ha pretendido acceder a la Dirección de la Asamblea Nacional pero, que vayan a zapatear para otro lado.
¡Ojo, que sólo mencioné a ex directivos felones y no a simples diputados!
La impronta del Comandante Chávez hoy estuvo en las calles, desplegada en batalla, hecha pueblo, para recordarle a la Asamblea Nacional, que no meta la pata.
¡Conmovedor y auspicioso!
oceanoatlanticoguillermo@gmail.com
