Al cierre de un ciclo anual de nuestro permanente proceso reflexivo, asumiendo sin ambages un positivo balance en los logros de la Revolución constructora del Socialismo del Siglo XXI, consideramos inaplazable afirmar que si nuestro país avanza con paso firme y apoyado en el modelo de desarrollo endógeno, la causa fundamental es la también mayoritaria decisión de las y los venezolanos por abrazar al Socialismo como modelo de organización política, social y económica.
Necesario es entonces asomarnos, aunque sea someramente, en la fundamentación teórico-práctica del desarrollo endógeno para ir descubriendo su vinculación “cuasi simbiótica” con el Socialismo, a la par de asumir que en Venezuela estamos avanzando significativamente en ese sentido, lo que tal vez en criterio de algunos compatriotas sea un exceso de optimismo por nuestra parte. Eso también lo asumimos.
Así pues, el desarrollo entendido como el tránsito desde una situación o estadío de vida inferior a uno superior y mejor (Ramos, 2005)1, debe estar armónicamente vinculado a las características sociales, económicas y ambientales de cada territorio o localidad, a fin de garantizar sus convenientes condiciones de mantenimiento y sin depender de fuentes externas a su propia realidad concreta (sustentabilidad), lo que indiscutiblemente debe permitir su permanencia en el tiempo en iguales y/o mejores condiciones (sostenibilidad).
Evidentemente ambos requisitos tácitos: ser sustentable y sostenible, implican a su vez unas condiciones ambientales que se conviertan en garantía para establecer, consolidar y ampliar progresivamente niveles de vida que superen lo “meramente necesario” para la supervivencia humana, lo que demanda el establecimiento de relaciones armónicas con el entorno físico-natural en que nos desenvolvemos.
Es decir, bajo el enfoque endogenista no se puede ni se debe pensar en la intervención sobre un río o una montaña para el “progreso” momentáneo de una comunidad, desconociendo u obviando las consecuencias que a futuro tendrá tal intervención en el suministro de agua, aprovisionamiento de alimentos, degradación de los suelos, erosión, entre otras, lo que indudablemente deriva en la necesidad de la planificación estratégica como herramienta vinculada a este enfoque.
Asimismo, las actividades económicas en que se sustenta y sostiene el desarrollo endógeno (“desde adentro”), deben orientarse al máximo aprovechamiento racional del potencial productivo existente en el entorno inmediato, sin menoscabo de recurrir a fuentes externas como apoyo y/o complemento, habida cuenta que no se trata de una autarquía2, pero siempre prevaleciendo las propias fortalezas locales.
Se trata así de justipreciar, por ejemplo, las condiciones para la agricultura, turismo, pesca o minería, entre otras posibilidades existentes, priorizando en consecuencia aquellas que puedan servir como “detonantes” económicos, destinados a dinamizar un “encadenamiento” entre los diferentes sectores productivos, siempre en completa armonía con el medio ambiente y con la realidad sociocultural del territorio.
Por su parte el componente social, en tanto dimensión inmanente a la especie humana y por ende al modelo de organización que sus conglomerados decidan adoptar, es en sí mismo origen y destino del desarrollo endógeno, principio y fin de sus postulados, en el entendido que es con y para el ser humano que se buscan mejores y mayores niveles de calidad de vida siendo a su vez quien puede transformar la realidad concreta para lograrlo.
Al respecto es indispensable asumir el mayor respeto por la cultura autóctona, sin menoscabo del avance tecnológico, valorando y revalorizando las costumbres ancestrales bien como base de la relación armónica con el medio ambiente, además de fuente de la actividad económica y soporte para el desarrollo científico-tecnológico con enfoque endogenista, para la búsqueda de soluciones a los problemas sentidos desde adentro mismo de las comunidades humanas, orientando la actividad económica hacia la producción de satisfactores y considerando al medio ambiente como el único espacio posible de vida para la especie humana.
En correspondencia con lo antes referido, reiteramos nuestra convicción en torno a que el Socialismo constituye la opción ideal para el desarrollo endógeno: representa en sí mismo la transformación del ser humano desde adentro de su propia conciencia y saberes; es la valoración de lo económico sólo como medio para satisfacer las necesidades individuales y colectivas; tiene la responsabilidad de preservar al planeta para la especie humana.
En el caso venezolano y tal como lo plantea el Plan de la Patria, tenemos evidencias de avance al respecto desde 1999: asumimos el enfoque de desarrollo endógeno y vamos rumbo al Socialismo del Siglo XXI, como las vías para convertirnos en el país potencia y tributar en la construcción de un mundo mejor y posible…
El autor es: Economista Agrícola. Profesor de la UPT “Argelia Laya”
1 Ramos, Gerardo. (2005). La Dimensión axiológica de la formación profesional universitaria: un reto frente a la Globalización neoliberal. Universidad de Matanzas “Camilo Cienfuegos”. Matanzas, Cuba.
2 Que se basa en sus propios recursos sin requerir o mantener contacto con el exterior. Disponible en: http://www.definicionabc.com/economia/autarquia.php#ixzz2GHX0ydCW
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