En ninguna parte del mundo existen tantos edificios con el nombre Doral como en Venezuela. El nombre viene de Florida, de la conjunción de los nombres de Doris y Alfred Kaskel, que en los años 50 empezaron a urbanizar esta zona deshabitada de Florida que devendría en la actual Doral. Ahora su primer alcalde venezolano, Luigi Boria, exiliado del bolívar desde finales de los 80, nos dice que en Venezuela hay una dictadura comunista.
El nuevo alcalde pertenece a esa clase de venezolanos que siempre vivieron con un pie entre Venezuela y Florida. Muchos se fueron «definitivamente» hasta que volvieron. Algunos tienen esa sensación en su lugar de exilio, real, de que molestan, de que no los quieren, de que no van a ser más que latinos o sudacas.
Aun así muchos decidieron quedarse allí, hicieron negocios exportando de Miami a Venezuela cuanto cachivache informático de ocio, repuesto o carro ostentoso hubiese. Una clase media venezolana, agringada, compraba cualquier bazofia buena o mala llegada del norte e «invertía» en condominios, urbanizaciones, clubes y bancos en Florida.
Muchos de estos venezolanos, lo más very nice, iban más al norte, como Uslar Pietri huyendo de la condena de cárcel por enriquecimiento ilícito. Otros huyeron después del «viernes negro». No «probaron» ni el paquetazo de CAP aplicado con esmero por Moisés Naim (otro venezolano «exiliado» AC y DC (antes y después de Chávez)) ni la masacre del «caracazo», ni los dos intentos de golpe ni la victoria de Chávez ni el golpe de Estado de abril de 2002 ni la huelga patronal-criminal de ese mismo año.
Desde el quimérico norte miamero, al que llegaron en la década de los 80 y los 90, pontifican sobre lo que ellos denominan dictadura y de cómo les afecta en sus vidas. Muchos reconocen que no volverían por nada del mundo a Venezuela, que lo suyo es aquello, cabeza de ratón que se dice. Culpar a Chávez de la falta de compromiso económico, moral y político, de miles de venezolanos con su país es como culpar a todos los herreros de asesinato con arma blanca por hacer cuchillos.