Hay quienes sostienen que los profesores de aulas en cualquier nivel, cuando adquieren compromisos de ejecución, en altas o menos altas tareas de gobierno, se enredan en sus principios didácticos y no avanzan en la gerencia proactiva hacia la concreción de los objetivos. Y en muchos casos eso suele ser cierto. El ex profesor universitario y geógrafo de profesión, ministro Menéndez, después de sus pasantías de liderazgo estudiantil en UCV, se acercó a las instancias del gobierno revolucionario, elaborando teoricismos acerca de la geometría del poder, que ya por cierto parece haber olvidado. El ministro pudo suceder en la esquina de El Chorro a Jesse Chacón por la situación suficientemente especulada que se presentó en 2009. Y fue tal el desenvolvimiento harto declarativo, rebosado de teorías, tesis, hipótesis, apotemas y dilemas del ministro, que pudo alcanzar la vicepresidencia del área productiva del país. Pero la especulación y el acaparamiento lo llevan loco. El mismo 24 de diciembre pudo declarar el ministro que “esos temas” frase que usa el ministro en demasía, estaban abordados y solucionados. Pero que va. Aquella melancólica frase de Zuloaga, de que “especulamos pero damos empleo”, no parece haber sido internalizada por el vice de áreas productivas de la revolución. El acaparamiento y la especulación campean hoy por los cuatro costados de la patria. El aporte pensionario que Chávez instauró para los tercero etarios, no les alcanza para un sipote y cuando buscan la mayoría de los productos básicos, están escondidos en algún sitial que la burguesía especuladora les ha destinado en este enero esencial para los destinos de la revolución. Ahora, el ministro Menéndez aparece en una especie de concertación forzada con una tal ANDA, dizques dispuestos a abordar el “tema especulativo” y mejorar las condiciones productivas del país. Elucubra el ministro si cree que esas asociaciones de la burguesía más vetusta, podrían aportar algo en la solución especulativa del país. No hay posibilidad alguna de resolver el problema especulativo, compartiendo con quienes lo alcahuetean. Entonces más bien, habría de pensar el ministro, de que sería un excelente escenario para él, un aula universitaria otra vez, dispuesta a debatir “los temas” económicos de un país sobre todo porque no existe a corto plazo, el riesgo de generar una crisis social por muy equivocado que se esté.
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