Con este introito quiero manifestarle a la intransigencia revolucionaria, que mis criticas al proceso revolucionario, no quiere decir que sea un contrarrevolucionario; ya que mis opiniones siempre son fundamentadas, sin utilizar la descalificación ad hominem, ya que en: ?la política no se puede ser idealista sino realista?. De la intransigencia al fundamentalismo, y a la censura el camino es más corto aún, y la separación esta a solo un paso; el dogmatismo, en forma aberrante nos arrastra inconscientemente hacia ese peligroso barranco.
El ser humano desde su nacimiento viene sin estereotipos marcados en su carácter, y se va formando con el devenir de los años, a través de la acumulación de experiencias adquiridas; que vienen determinadas por el entorno en el que se crece, convive y se desarrolla: la familia, la comunidad, la escuela, las amistades, el trabajo, el matrimonio, los hijos etc.
Todo este bagaje forma parte del aprendizaje de todo ser humano. Ese mismo ser humano al que el Dios creador, le dio la potestad de discernir, la capacidad de aprender hasta el último de sus días, y a su libre albedrío. De esa forma, en la medida que avanza en su vida, se van adquiriendo hábitos, criterios, y modales, que van imprimiendo, y moldeando nuestra forma de ser, por eso muchas de las veces la ?censura? a las ideas socialistas libres y democráticas, son las armas del fascismo. Por eso hoy quiero compartir con la militancia revolucionaria, si en www.aporrea.org me lo permiten un artículo que me envió el amigo Darío Botero Pérez, para la reflexión de mucho intolerante. Edgar Perdomo Arzola.
PASIÓN MATA RAZÓN
Darío Botero Pérez
edgar.perdomoarzola@gmail.com