Hay posiciones gubernamentales que deben guardar con fiero celo, las palabras de boleo y la discreción declarativa, sobre todo cuando se trata de tan sensibles temas como la economía de un país. Y realmente las posiciones del presidente del BCV, se han alejado de manera bien importante de esa cordura que en el tema se hace necesaria.
Solamente es básico echar atrás un poco en el hojeado declarativo de Merentes para darse de que el hombre estuvo adrede o no, fuera de los cálculos y proyecciones que la medida que se tomare el pasado viernes hubiera requerido. Hasta a fines de los días del año pasado el hombre de las finanzas públicas sostenía con vertical palabreo, que “el bolívar no será devaluado”. Inclusive, para el 15 de septiembre de año pasado, se aprobaban las aperturas de cuentas bancarias con moneda extranjera, lo que indicaría en tratamiento de buena fe, que nos alejábamos de una devaluación que multiplicara los haberes de las cuentas más buchonas del país.
Pero empezó a recular Merentes, desde mediados de diciembre pasado. Con el cuento de “mejorar las reservas internacionales” empezó “reconociendo la complejidad cambiaria” y sugiriendo cambios. Hasta que llegó febrero y con este mes el leñazo. La gente más humilde toda, puso el grito al cielo, si todo ya en diciembre subió por las escaleras de la especulación y el acaparamiento, ahora si es verdad que Cristo no baja de la cruz. Pero el economista Merentes solo piensa en mejorar las reservas internacionales.
Y también estará pensando en el molondrón de bolívares devaluados que pdvsa recibirá después de carnaval. Y pagaran pasivos laborales, sueldos y salarios y pensiones con bolívares baratos. Que agarren porque no hay más nada, y que obtengan lo que con esa migaja puedan, a lo mejor piensa el ejecutivo becevista. Y para mal de su agrado, a lo mejor también le pasa por la mente repleta de cálculos equivocados, que quienes lograron “aperturar” las cuenticas en dólares después de ese 15 de septiembre, van a gozar un puyero a costilla del velorio popular, porque un incremento compulsivo en ellas los hizo más millonarios.
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