Esa fotografía no tiene sentido, si con ello se pretende hacer ver al pueblo venezolano que pronto el líder de la revolución estará de vuelta. Permítasele a este escrito, expresar el deseo de que eso ocurra sin mayores dilaciones. Pero como cediendo a una presión de la derecha más falaz de dentro y fuera de Venezuela, y dirigida en este momento a quienes hoy por mandato constitucional del líder de la revolución, ejercen en su nombre el gobierno revolucionario, publican un set de fotografías que muy poco ayudan a soliviantar el deseo casi desesperado de un pueblo que quiere ver a su líder en retorno feliz a su patria.
Equivocan el vector comunicacional en sentido y dirección si se piensa que con ese cometido fotográfico, se llega al punto de aplicación en torno a la polémica que en los entornos conservadores se ha dado por los padecimientos del presidente. Con toda seguridad, los seguidores de Chávez y la revolución, han estado siempre claros de que el presidente necesita tranquilidad hasta cuando sea humanamente posible y que vuelva cuando sus fuerzas físicas y espirituales puedan aprobárselo. No hace falta fotos para concretar esa luminaria popular.
La pasividad esperanzada del pueblo chavista en estos dos meses y pico del más grande padecimiento presidencial, así lo hacen deducir. Caer en la trampa opositora presentando una fotografía con pretensiones de espectacularidad es un error. Muy buenos resultados, sino excelentes, habían dado los partes clínicos que en torno a Chávez, Villegas y Maduro estaban facilitando con mucha moderación pero también con mucho mensaje de solidaridad y esperanza a los sectores esencialmente chavistas. Pero vaya usted a saber a quién se le ocurrió la idea de esas fotografías recientes, como queriendo complacer los gritos iracundos de una oposición que odia al presidente. El Chavismo que basa en Chávez sus sentimientos revolucionarios, albergan la fe absoluta de que el líder vuelve a tomar las riendas de la revolución.
Dejen a Chávez tranquilo, que pronto volverá. La derecha criolla busca argumentos para incendiar sus discursos contra la revolución. Los altos cuadros de la revolución no deben aportar elementos de ignición para que los malsanos deseos de esa derecha insalvable acumule un oxigeno que desde hace tiempo les falta.
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