Uno que desde que germinó Aporrea como instrumento mediático en apoyo a la revolución siempre la ha seguido en el ánimo de ayudar a mejorar sus presentaciones cada vez más, no deja de ponerse capcioso de que el connotado compañero Miguel Pérez Pirela haya dejado de presentar sus escritos a Aporrea para su debida difusión. Y uno, acostumbrado también a leer sus opiniones escritas en los últimos meses con marcada frecuencia, se atreve a pensar que el presentador de Cayendo y Corriendo anda molesto con Aporrea. Pero más allá, es posible con alta probabilidad de certeza, que esa molestia háyase originado por la cuantiosa difusión que Aporrea ha dado a la tormenta escritural en torno al caso Abreu-Bosé-Juanes-Pérez Pírela, en donde éste último desacertadamente pudo participar sin ninguna necesidad de exponer su credibilidad opinática. Sin embargo Aporrea sigue horonda en sus objetivos de altísima calidad revolucionaria.
Eso es seguro, pero uno no sabe y ojalá no haya ocurrido, si las posiciones del camarada Pérez Pírela, en torno a todo este tejemaneje, pueda haber afectado la audiencia del programa que modera. Eso seria lamentable. Lo que si es cierto es que los escritos de Pérez Pirela, por lo pronto, ojalá que pasajero sea, no se han visto en el portal de tan prestigioso órgano de difusión. Entonces para mal que obstinadamente se precie, parece más una autoflagelación, o se cree equivocadamente que Aporrea, pierde valores mediáticos con esa actitud. De verdad, esta última presunción no puede estar presente en el acordeón que armoniza la conciencia de un revolucionario.
Por eso siendo así, Pérez Pirela debe rectificar a profundidad esas actitudes. Los valores del ser humano se crecen cuando son capaces de entender que se equivoca, pero que con humildad es también capaz de iniciar el proceso de enmienda. Eso es socialismo elemental. Y si Pérez Pírela es capaz de asumir con fidelidad esa vieja conseja de humanismo básico, estará empujando la puerta hacia mejores destinos, si no lo hiciere, la prepotencia burguesa y el infantilismo izquierdoide emergerá en él como la rémora que quienes le admiran no quieren ver.
n_lacruz@yahoo.com
