Estimados camaradas socialistas, la verdad es que hay que tragar duro, hay que tragar fuerte, tanta ira, tanto odio que se te atraganta dentro cuando vemos cuán repulsivo, rastrero y artero puede ser un ser, que de humano no tiene ni la más mínima condición, y que es capaz de ofender con la duda el dolor supremo de una madre ante la caída de su hijo, de su noble hijo; ser más miserable ya resulta imposible.
Confieso que anoche al escuchar tan asquerosa arenga, tan vil proclama, tan artera declamación, me sentí inundado de una violencia tal que temí que ante tantos motivos, algún colectivo patrio hubiese querido tomar la justicia por sus manos, y no tengo ahora la menor duda, que en ese momento poder llamar a la calma y a la cordura sería muy difícil y no sé si hasta yo no estaría ahí al frente exigiendo justicia humana para tan miserable ser.
Pero bueno, de esto no trata la política y de esto no trata mi artículo, es solo que necesitaba plasmar en papel toda la furia que sentía muy dentro de mí y todo el temor a las consecuencias sociales cuando escuché a tan rastrero ser.
Entremos en materia mis queridos camaradas, que al final es lo que realmente importa, y analicemos sin la pasión desmedida del odio ante tanta infamia el porqué un ser político se coloca el lazo de la horca al cuello y el mismo se lanza de la silla.
El candidato opositor nos puede parecer idiota (en verdad que lo parece), nos puede parecer desubicado en el tiempo y en el espacio histórico que vive, pero sé bien en el fondo que no es así; el candidato opositor es el “niño bello” de la más rancia oligarquía, acostumbrado a obtener todo lo que sus antojos anales le solicitan y de ahí su incursión a la política, ese salto a la vida pública, que la vieja oligarquía tenía reservada a seres con cara de pueblo pero apetencia de burgués, que les vendían su alma con tal de cobrar 30 miseras monedas y ser la cara pública y política de la rancia oligarquía.
Pero con el señorito de marras no fue así, era tal su apetencia de poder, era tal su desprecio al momento histórico, era tal su estupidez ante la realidad de un pueblo, que se lanzó él a la palestra política y, como todo niño llorón, creyó que con hacerle pucheros a la millonaria tía abuela, esta, como sacrosanta mantuana recia, le cumpliría el deseo.
Esa fue la aventura pasada de tan abyecto ser, y así le fue, el desconocimiento cierto de la realidad política venezolana lo llevó a sufrir una aplastante y muy dolorosa (para él) derrota.
Pero el tiempo trunco y el acaso nefasto del destino a nuestro pueblo alcanzó, y nos colocó en la coyuntura de darle nuestro apoyo a un nuevo líder, a ese hombre señalado de manera casi divina por nuestro líder y Comandante Hugo Chávez, y ese es nuestro nuevo líder Nicolás Maduro; y fue así que el maldito capricho del destino nos colocó nuevamente en la disyuntiva de una nueva elección popular, en un nuevo trance electoral, en una nueva escogencia.
Y ahí se le presentó el problema al principito de marras, este es un país democrático, él está apoyado por un imperio cuya razón de ser es la de tratar de convencernos al mundo entero que es el garante moral del universo pleno, y de ahí que desde la misma década de los 80 prefiera regímenes democráticos serviles que otro tipo de salidas, amén de que las elecciones municipales serán también este año y el no presentar candidato en estas elecciones sería tan solo el inicio del debacle político en esas elecciones, así que la mesa estaba servida, el compromiso estaba echado, aunque las ganas y más aún el valor no estuviesen presentes.
Los viejos líderes políticos agrupados en una mesa chueca de patas se tomaron venganza de la afrenta sufrida en las pasadas elecciones y vieron en este acaso del destino el momento exacto de desaparecer del mapa político a un niñato que nunca fue de ellos, a un burguesito que les quitó el pan de la boca, al tomar el protagonismo en propias manos, y así con la velocidad del rayo y apenas se supo de la inminente convocatoria a unas nuevas elecciones presidenciales, lanzaron a su enemigo pasado, a ese burgués que osó sacarlos de la palestra política, en fin, lanzaron al pendejo a la arena llena de leones.
Pero no vayan Uds. a creer que fueron los únicos que empujaron a tan abyecto ser al suicidio político definitivo, no, también ese empujón vino de su jefe, el que manda las directrices políticas y de vida de la entreguista oligarquía venezolana, y ese no es otro que el imperio. Al imperio poco o nada le importa que este señorito se reviente políticamente, ellos necesitan legitimar a la oposición con el termino “demócrata” y así validar moralmente, ante el mundo, cualquier otro tipo de salida política en la bella patria de Bolívar.
Fue así que el señorito, a pesar de no querer aceptar, de esconderse por más de 12 horas bajo la cama de su mamá para que no lo encontrasen, no tuvo más remedio que lanzarse a la palestra pública, no tuvo más remedio que colocarse la soga al cuello y él mismo quitar la silla, pero no lo iba a hacer tan fácilmente, alguna salida decorosa le debían dar, le debían conceder una luz al final del camino.
Fue así que llamó a la tía abuela, esta llamó a su amo norteño y la salida se dio, y esta no era otra que la confrontación, la injuria, el desprecio, la incitación a la violencia, pero eso sí, dentro de un marco democrático, dentro de la competencia democrática eterna, tan necesaria al imperio para justificar todos sus desaguisados futuros.
Así se nos presentó anoche el ser de marras, ofendiendo a diestra y siniestra, ofendiendo al líder caído, ofendiendo al líder emergente, ofendiéndonos a todos nosotros, el pueblo doliente, pero por sobretodo y de manera imperdonable, ofendiendo el dolor de una madre ante la antinatural muerte de un hijo.
No nos equivoquemos, el principito se quiere escapar de la trampa de sus enemigos políticos y la obligación contraída con sus amos norteños; estos amos le dan la luz verde a ese plan, pero dentro del juego democrático, de ahí su postulación, pero no para hacer campaña, no, todo lo contrario, su tarea es la incitación permanente al odio, la ofensa al pueblo, la búsqueda eterna de la confrontación entre hermanos.
Estemos claros camaradas, para nosotros la única salida es la democrática, darle al tipejo este otro revolcón como el del 7 de octubre, borrarlo de una vez y para siempre del escenario político y no caer en el vil juego de la provocación, que permita el basamento moral internacional para que el imperio coloque sus asquerosas garras en nuestra patria y el tipejo este se salve de una muerte política totalmente segura.
Ya para finalizar les diré cuanto me tranquilizó la cadena de anoche de nuestro líder y próximo presidente electo Nicolás Maduro, porque Nicolás está clarito, lo entendió todo e hizo lo que tenía que hacer nos llamó a todos a la calma, nos llamó a la confrontación pero política, con votos; que oportuna cadena, que gran llamamiento a la paz, cuando las redes sociales se inundaban de mensajes pidiendo justicia por la memoria de nuestro Comandante y líder, y por el dolor asqueroso que se le hacía sentir nuevamente a su madre, Grande Nicolás.
Y ahora sí me voy... Y no olviden nunca: POBRE NO VOTA POR RICO.
pito0726@hotmail.com