¿Pueden las colas tumbar al gobierno?

En diciembre de 1972 Salvador Allende, acusó a los Estados Unidos, de promover una guerra económica contra su gobierno. En los papeles desclasificados por el Departamento de Estado hay constancia de reuniones para crear un plan de sabotaje económico y provocar el caos en Chile.

En Venezuela existe una guerra económica, cuyo objetivo estratégico es acabar con la revolución, y el táctico lograr que la dirigencia revolucionaria negocie con los representantes de la burguesía, y elimine el control de cambio y reduzca las inversiones sociales, lo cual es una traición a los pobres y humildes del país.

En esta conflagración sobresalen signos importantes: los voceros de los ricos han logrado convencer a muchos de nuestros dirigentes de la necesidad de hacer un viraje económico para postergar el colapso definitivo, porque el socialismo es un modelo inviable que ha llevado a la quiebra al país.

La derecha ha inoculado en algunos  revolucionarios que el acaparamiento y la especulación, son una excusa para esconder el fracaso económico del modelo socialista, y la prueba es el desastre de la red de distribución de alimentos estadal.

Sin embargo hay aspectos importantes a considerar para tratar de esclarecer si la falta de productos es una política inducida o una debilidad estructural de la revolución. Es indiscutible que existe un déficit de producción: ¿Por qué no ha quebrado ninguna de las empresas productoras? ¿Por qué no han reducido personal?

Más allá de las debilidades estructurales de la red de comercialización, producción y distribución de alimentos del estado, hay una intención en las principales asociaciones comerciales de promover el desabastecimiento artificial y la especulación.

Parte del truco consiste en producir la misma cantidad de artículos, pero en las ciudades de mayor densidad poblacional, distribuir un porcentaje menor al promedio, y en las ciudades pequeñas el doble. En la ciudad grande se crea un desabastecimiento artificial, mientras que en la pequeña existe abundancia que es vendida bajo el sistema de las compras nerviosas.

Unido a la desaparición surge el aumento de precios, y la  especulación fenómenos que dentro de cualquier ciclo económico es el inicio de una situación inflacionaria. El desabastecimiento inducido fue una de las políticas utilizadas por la CIA para sabotear los planes económicos del gobierno chileno.

La idea es descomponer sectorialmente la actividad productiva, en el caso de Venezuela el sector alimenticio ha sido escogido, por su valor estratégico, los rubros que más escasean son aquellos que produce o distribuye la POLAR.

Cuando se descompone un sector productivo, el estado se ve obligado a suplir el déficit de producción a corto plazo, con las exportaciones, lo que imposibilita cualquier intento de liberación económica de un gobierno de corte socialistaque debe garantizar un 43% de su presupuesto  en inversión social.

El desabastecimiento inducido es una de las tramas de la guerra económica, el discurso de la quiebra y el país endeudado, la crisis agroindustrial, el juego perverso con el precio de dólar, las falsas informaciones contra el nuevo sistema de divisas SICAD, las supuestas peleas entre Giordani y el resto del gabinete, son los metalenguajes de la guerra imperial contra Venezuela.

Nuestra burguesía tan creativa e inteligente ha inventado un nuevo lema: Las colas tumban revoluciones la idea es trasmitir que las colas que se hacen en los auto mercados, son las mismas de cuba y del resto de los países socialistas, debido a la baja capacidad de los gobiernos para producir.

Ante esta nueva modalidad los chavistas estamos obligados a recordar que la única cola que nos puede derrotar es la del 14 de abril frente al centro de votación. Así como el pueblo pudo vencer el sabotaje económico, va a derrotar a los Generales de la Guerra económica, porque como sus jefes imperialistas son tigres de Papel.

figuera-prensa@hotmail.com



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Luis Figuera


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