El mapa era prácticamente una de sus principales herramienta de trabajo que utilizaba Chávez. Si pretendía explicar una realidad y hacer propuesta para transformarla, inmediatamente pedía un mapa y trazando líneas y círculos sobre él, comenzaba toda una operación de explicación y proyección de esa realidad. En ese mapa y con su intuición, ubicaba un punto (estratégico) y a partir de ahí; los proyectos fluían en cascada, respondiendo siempre a lo estratégico. Lo territorial lo asumió como el elemento fundamental de ese proceso.
Chávez asumió la planificación como una poderosa herramienta. Fuimos testigos de la pasión por el desarrollo en idas del Programa Patria. En esta visión (testamento) de país que nos dejó, como en otros documentos suyos, se plasmó perfectamente su visión sobre el socialismo del siglo XXI con su elemento estratégico y sus respectivos componentes, que denomino objetivos históricos. Insistía en informar, cómo estaba utilizando parte de su tiempo en ese trabajo y reconocía con ello, que el tiempo destinado a pensar en cómo proyectar una visión de país, cobraba sentido y vigencia a través de la planificación. En los momentos en que aparecía e informaba sobre el avance del Programa Patria, se le veía como diciéndonos: Hay que pensar y darle viabilidad al país que queremos. Trabajo para dejarle ideas sobre cómo veo hoy esto del socialismo del siglo XXI.
¿Cómo hacer efectivo este legado y agregarle valor a sus ideas y proyectos?
No hay manera de equivocarse. Hacer efectiva uno de los legados de Chávez y hacer efectiva la herencia que nos dejó, pasa necesariamente por instalar en cada espacio de gobierno que tenemos, la cultura de la planificación. Esta necesidad de sembrar entre nosotros esta cultura, no está visible en el Programa Patria. Esa herencia nos la dejo en importantes instrumentos jurídicos. En la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno y en su Reglamento, existen dispositivos e ideas que resaltan esta necesidad.
No tengo ahora una idea exacta de cómo nuestros gobernadores, gobernadoras, alcaldes y alcaldesas han venido asumiendo y entendiendo la necesidad de la planificación. Tal vez; el Consejo Federal de Gobierno (CFG) tenga ahora una visión un poco más alentadora de esa realidad, pero aún suponiendo que más de cinco de nuestras gobernaciones tengan sus planes y más de 20 de nuestras alcaldías puedan decir que disponen de los respectivos planes municipales de desarrollo; la realidad no es una fiel expresión de esos datos, porque aunque tengan un documento que llamen plan, la idea de la planificación no esta sembrada con la intensidad que exigía Chávez.
En otras ocasiones he insistido en este tema y siento ahora la necesidad de retomarlo. Es lamentable que desperdiciemos ese importante aporte ofrecido por Chávez. Continúa siendo muy lamentable que desperdiciemos un marco programático y jurídico al que Chávez le puso atención y pasión.
Desde la promulgación y entrada en vigencia de la Ley del Consejo Federal de Gobierno y de su Reglamento; la única cosa visible y contable son los aportes que realiza el Fondo de Compensación Interterritorial, pero con ello, no se ha reconocido la importancia de la herramienta de la planificación y menos; ha podido entenderse las señales y orientaciones que se incluyeron estas dos herramientas.
Llama poderosamente la atención, que mientras Chávez andaba pregonando y haciendo integración latinoamericana, como una manera de preservar el proyecto político, no se observa entre nosotros, la política por actuar sobre los desequilibrios territoriales, que en definitiva son la expresión de un modelo de desarrollo y puntos generadores de pobreza. En este Reglamento de la LOCFG, dejó Chávez también parte de su herencia y de la necesidad de planificar, teniendo en la mano y en la mente una visión del territorio.
Si queremos patria, debemos ir con Chávez y tener claro que la planificación es una manera de hacer realidad este hacer patria y cobrar la herencia que Chávez nos dejó para producir un país sin pobreza y sin desequilibrios sociales y territoriales.
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