Camaradas: entérense con tiempo quien gana el 14-A

El camarada Trotsky, no recuerdo exactamente en qué texto suyo lo leí, dice que ni siquiera un loco en estado de delirium está exento de conocer algo de la realidad en que se desenvuelve. El 11 de abril del presente año, una vez más, pude comprobar que tiene razón.

Me encontraba en Quibor junto a Mariana y Geraldine cuando nos detuvimos a comprar agua potable. En ese momento, estaba la gente de Capriles subiéndose a las busetas que les trasladarían a su acto de cierre de campaña en Barquisimeto. Un loco, loco de perinola, se me acercó a pedirme una limosna. Le di dos bolívares y entonces decidí preguntarle ¿quién cree usted que gana la elección presidencial el domingo 14 de abril? El loco me miró fijamente como si quisiera decirme: usted cree que soy un loco pero más loco es quien hace esa pregunta. Volteó su cara hacia arriba como buscando respuesta en el cielo. Luego volvió a mirarme y me dio como respuesta la siguiente: “Para mí, muy personalmente, creo que el domingo 14 gana quien más votos saque”. Pendejá: y yo que creía que ese hombre estaba totalmente loco y que no sabría responder a la pregunta considerando,  erróneamente de mi parte, que él era completamente indiferente al proceso electoral y su posible resultado. Ciertamente, esperaba que me respondiera que ganaba Maduro aun cuando estábamos al frente de gente que gritaba vivas a Capriles. ¿Cuántos cuerdos no desearían tener la velocidad mental sobre la lógica que ese loco?

En ese momento me recordé de un muchachito, inocente supuestamente todavía en medio de una guerra que para ese entonces llevaba cuatro décadas continuadas, que me encontré en un cruce por selvas colombianas, donde hasta más de treinta veces se cruza el mismo río, que hacía con los camaradas del ELN entre Filo Gringo y la Bogotana. En un punto del trayecto en que la guerrilla iba y yo con ella y el niño venía, le pregunté al jovencito que aproximadamente cuántos kilómetros nos faltaban para llegar a la Bogotana. El joven, sin esconder una suave sonrisa de niño y de mucha picardía, me respondió lo siguiente: “Le falta desde aquí hasta la Bogotana”. Son respuestas folklóricas, sin duda alguna, pero desde el punto de vista de las matemáticas son exactas. No hay fórmula alguna de encontrarle una falla, un error o un elemento para la duda muy a pesar que un guerrillero le llamó la atención al joven creyendo, equivocadamente, que me había faltado el respeto.

Si uno aplica un poco de sicología, esa que le es natural a todo ser humano sin tener necesidad de ir a aprenderla en aulas de la Universidad, a la respuesta del hombre loco y a la respuesta del niño cuerdo, nos percataremos que las dos mezcladas reflejan la conciencia o el estado de ánimo de un pueblo en aquellos momentos en que una  crisis política requiere de una decisión mayúscula, de esa que plantea: te quedas con lo viejo o te inclinas por lo nuevo, te quedas pasivo para que siga reinando el conservadurismo o mueves tus músculos para que se imponga la metamorfosis. Es un momento, en que las masas, con su lado cuerdo, someten a crítica todas las teorías que se disputan la supremacía del poder político y abrazan aquella que les refleja la posibilidad real del porvenir. Y con su lado de locura, se vuelven atrevidas, audaces, creadoras y se transforman en una fuerza capaz de arrasar con todos los obstáculos y llegar a la cima para izar la bandera triunfal de su ideal. Así ha sido la Historia humana o, mejor dicho, de clases sociales en los momentos de Revolución.

Vivimos en un mundo donde hay demasiados locos, demasiados mendigos y pocos cuerdos son los que lo gobiernan. La mayoría de esos gobernantes se olvidan que los locos tienen derechos como los niños o como los seres humanos en general. Cómo olvidarnos de la grandeza de un loco Salmerón cambiando su vida por un día de lluvia porque su pueblo se estaba muriendo de sol. Cómo olvidarnos de la grandeza del loco de la colina viendo ponerse el sol y con los ojos en su cabeza viendo el mundo girar. Cómo olvidarnos de la grandeza del loco en la película “los inocentes” resguardando y defendiendo con sus locuras y su propia vida a los niños en contra del salvajismo de un Gobierno despótico y criminal.

El Gobierno que encabezará el camarada Maduro a partir del 19 de abril –haciendo honor a aquellos hombres y mujeres que lanzaron un grito de aviso por la independencia-  tiene el sagrado deber de estirar una de sus manos como amiga a los locos para que se hagan valer sus derechos y puedan vivir en lugares dignos como seres humanos afectados sicológicamente en contra de sus voluntades. Por eso, quizás, sea una consigna o una frase epana, con dosis de locura, la que mejor cuadre para el Gobierno del camarada Maduro y la transforme de sueño en realidad: “Si ser cuerdo es la sinrazón  para hacer andar el mundo entuerto, el loco es la razón para emendarlo y hacerlo andar enderezado



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Freddy Yépez


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