Un proceso electoral, convocado por la peor de las circunstancias que le produjo un inmenso dolor y las más profunda de las tristezas a las mayorías populares, es decir, la falta absoluta del presidente de la república, una intensa y cortísima campaña electoral, plagada de mentiras, manipulaciones y la mas asquerosa guerra sucia desplegada por los laboratorios regentados por los sicarios del mal, en contra del candidato socialista y finalmente, el más artero y feroz ataque de los dueños del capital y sus operadores, acérrimos enemigos de la patria, quienes se empeñaron a fondo para crear diversas situaciones de incomodidad, zozobra y desconcierto en la población, por la vía del sabotaje eléctrico, la escasez, el acaparamiento de alimentos, y la especulación desatada en todos los rubros de consumo, que rebaso la capacidad de acción y reacción de las instituciones del estado, todo ello en menos de seis meses, marcaron a mi parecer, el espíritu y el ánimo de una parte importante de quienes acudieron el 14ª a los centros electorales.
Mención aparte merece la guerra cibernética desatada durante la tarde-noche de ayer, el hackeo de distintas cuentas de twitter de la dirigencia bolivariana, el partido PSUV y los más de 45.000 ataques fallidos en contra de la pagina Web del CNE direccionados desde el exterior.
No cabe duda que los resultados de la contienda electoral, la número 18 en catorce años, obliga a la ahora menguada mayoría que somos, quienes acompañamos la propuesta socialista, a realizar una verdadera y profunda auto critica y reflexión, que permita a su vez una intensa y verdadera revisión, rectificación y reimpulso de todo el panorama presente, con miras a que desde el seno de las organizaciones de base del poder popular y las instancias concretas de todos las instituciones de los poderes públicos se instaure y se practique de una vez por todas, una ejecutoria signada por la premisa de la Eficiencia o Nada, proclamada por nuestro comandante supremo luego del 7-O.
La victoria electoral es nuestra, ahora nos toca defenderá en la calle, con firmeza y eficiencia, ya lo anunció el CNE, los resultados son irreversibles, el 50,66% es la mayoría, y esos son los hechos. En su primera alocución como presidente electo, Nicolás Maduro solicitó al árbitro electoral que se practiquen las auditorias que fuesen necesarias, “que hablen las caja” dijo, “no tenemos miedo”, en una muestra irrefutable de respeto y subordinación a la institucionalidad, como lo hubiese hecho nuestro eterno líder, no me cabe duda.
Otra reacción distinta y tal como lo tenía planeado, fueron las declaraciones desmedidas e irresponsables de Capriles Radonski, quien poniendo en riesgo la seguridad de todos los venezolanos, saltó a patear la mesa y a vociferar en contra del árbitro, que curiosamente, si fue bueno para proclamarlo gobernador de Miranda con el escaso margen de algo más de treinta mil votos.
Esto aún no ha terminado, Pueblo alerta y movilizado!
Unidad, lucha, batalla y Victoria.
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