La lucha sigue
Desde la partida de Chávez como cuerpo de hombre, desde esa su transformación, muchos pensamientos cruzan las madrugadas. Miro por la ventana el resplandor de la luna y en el silencio del cielo, testigo del mundo, trato de detener al menos uno de esos pensamientos, el que más resuena, el del qué hacer en esta otra etapa que nos toca enfrentar sin la presencia física de nuestro Líder. Respiro hondo, pienso en el extraordinario ser que fue, en su sacrificio, en sus convicciones y oigo su voz, firme como el trueno cuando grandioso en su retumbe sobre la tierra nos predice las tormentas. Así justo era su voz, la que nos advertía de las tormentas pero también del refugio, del resguardo, dónde preservarnos como pueblo revolucionario. Entonces, la luna se aclara y me deja ver la realidad que iluminó Chávez, que despejó Chávez, que desyerbó Chávez, que desnudó y denunció ante el mundo: la de la extrema desigualdad con la consecuente pobreza, la de la democracia falsa de los años de “representatividad”, la del grotesco enriquecimiento de unos pocos (hoy artífices junto al imperialismo de un nuevo plan golpista), la de sus persecuciones y asesinatos de líderes de izquierda y de pueblo, la de sus censuras…y frente a esto entonces la de la necesidad de volver a nuestra memoria bolivariana, a nuestra identidad, a nuestras raíces, de desenterrar nuestros ojos de indio, de negro para con ellos ver y opinar con conciencia propia, crítica y protagónica. Oigo ese estruendo que es la voz del pueblo en realidad, porque su voz era la traducción de la voz de los desamparados, y allí en un instante comprendo y me respondo ¿Qué hacer? Pues, reafirmarnos en el compromiso que tenemos todos con Chávez y con nuestras generaciones venideras de trabajar, de debatir políticamente, de profundizar la lucha con organización popular para y por seguir construyendo la senda socialista como alternativa de vida en una Patria justa.
Casi al vilo del primer canto de gallo oigo la diana que dice, clara como la luna llena, escojan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela. Así lo hicimos. Las críticas de la brecha electoral que nos separa de quien representa y responde a los intereses exclusivos de esos golpistas (porque no se crean los venezolanos de la clase media y llana que los representa a ellos, ¡No es así!) ya se están dando, deben darse, pero, más allá de esa necesaria reflexión, lo cierto es que el trueno anunció la tormenta al tiempo que anunciaba el resguardo, la preservación del proceso revolucionario: Nicolás sabrá conducir este proceso y nosotros hemos de ser garantes de que así sea ¿cómo? Acompañándolo con organización, con contraloría social, con estudio, con trabajo, con conciencia colectiva, con amor, con paz, con firmeza, con ejemplo, con dignidad, con coraje, con compromiso, con convicción, con sacrificio, con canto y palabra y otra vez con mucho estudio y otra vez con mucho trabajo y con disciplina y con ideales y con transmisión a nuestros hijos de esta lucha, que sean parte de esta construcción social, con corazón pues. Puede que suene simple, pero la verdad es que cumplir con todo estos enunciados o adjetivos es un consciente esfuerzo que hemos de hacer cada día, cotidiano, desde el primer beso que le damos a nuestros seres queridos hasta la última hora del día.
Venus Ledezma.
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