El presidente de la encuestadora Hinterlaces, Oscar Schemel, aseguraba que, Nicolás Maduro, obtendría 53 por ciento de los votos, mientras que Capriles tendría sólo 35 por ciento, una brecha de 18 puntos porcentuales. Eso mismo indicaban todas las encuestadoras con ciertos márgenes de diferencia. ¿Qué pasó? ¿Por qué la diferencia fue de tan solo de menos 2%? ¿Cómo se explica esto? ¿Se dio un fenómeno extraordinario que cambiase la intención de voto de un día para otro?
Schemel en entrevista en Venevisión del dia de hoy, martes 16 de abril, explicó que el candidato Nicolás no supo manejar la campaña, pero su afirmación no explica la diferencia entre el resultado del proceso electoral del 14A y el resultado que proyectaba su encuestadora. Schemel no dió esa explicación.
Debo confesar que fue hasta la noche de ayer que apareció una explicación ante mis ojos. Durante el cacerolazo pude ver a las madres del barrio del bloque 12 de Propatria golpeando sus ollas, eran las mismas beneficiarias del mercal, las mismas que van al barrio adentro al lado del bloque, las mismas habitantes de un bloque capitalino que fue reacondicionado y además equipado con ascensores chinos.
Llegue a la conclusión que, lamentablemente, las encuestas fueron realizadas con datos falsos, al igual que paso con las encuestas del 07 de octubre. Fueron falseadas por los mismos encuestados. Quienes están manipulados por los medios de la derecha, son los mismos que reciben los beneficios del gobierno bolivariano, frente al encuestador, frente al Otro, dicen una falsedad, dicen estar con el “proceso” mientras votan por la oposición. Lo hacen no solo los beneficiarios de las misiones sino también empleados de ministerios y otras instituciones del Estado. Van a marchas, llenan avenidas pero votan por una derecha apatrida.
Es un voto particularmente interesado, individualista, su portador lo usa sólo cuando siente que va a sacar un mayor provecho por encima de lo ya obtenido, vota a favor de una tolda política, pero no es un voto político, es un voto individualista, que no piensa en el beneficio del país, vota por aquello que cree que satisfacerá sus nuevas aspiraciones materiales, creadas siempre y nuevamente por el aparato cultural de nuestra sociedad de consumo.
Lamentablemente, creo y ojala este equivocado, el socialismo ha sacado de la pobreza a gente que hoy en día aspira a ser burgueses. Se alimentan de contravalores. Los contravalores de la sociedad occidental, capitalista y egoísta sigue en nosotros infiltrándonos, una ideología burguesa egoísta inoculada como un cáncer crece y nos hace tener más deseos, deseos insatisfechos que terminan doblando la intención del voto hacia la derecha, la cual tampoco podrá satisfacer. Este escenario es realmente tenebroso, es el escenario de la nada, del caos, del intervencionismo.
¿Es que, lamentablemente, tuvimos un líder que no merecíamos?, ¿un líder que estuvo por encima de su pueblo?, ¿tan encima que buscamos un nuevo líder alienado, igual que nosotros, de poca capacidad y visión histórica como nosotros? El resultado del 14A no es más que una ofensa para nosotros mismos. ¿Entonces lo que realmente merecíamos era alguien de mente estrecha como Capriles, un ser por debajo del promedio, un acolito del conservadurismo, un militante del beneficio propio y de la discriminación del pueblo?
Analicémonos a nosotros mismos y respondámonos, no creamos más en encuestas ni en encuestadores. La batalla es una batalla ideológica, cultural, es una batalla de valores, misiones con valores, entrega de viviendas y recursos pero acompañada de valores, de valores socialistas.