Espero que me disculpe si manifiesto algún desconcierto en la escritura de su nombradía, pero mi mente, un poco senil, me trae a la memoria ciertos acontecimientos que me obligan a confundirlo con otro nefasto personaje. Esto se lo achaco a ciertos sentimientos encontrados: uno de abatimiento por la desaparición física de mi comandante Chávez otro, de alegría por el triunfo de Nicolás Maduro y otro, de impotencia, consecuencia de la muerte de unos jóvenes revolucionarios(as) dispuestos a celebrar alegremente el triunfo de Nicolás.
Cuando escuché tú llamando a la violencia, porque tú sin prueba alguna, anunciaste fraude en el resultado electoral y declaraste a Nicolás presidente ilegitimo, mi receptáculo de pensamientos me obligó meditar. Fue entonces que afloró, en algún resquicio de mi cerebro, un funesto discurso que escuché hace once años. Recordé a un empresario de baja, tanto de estatura como de dignidad, autoproclamándose como presidente, dejando sin efecto la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En verdad, en tu infeliz perorata no presentaste ninguna prueba de fraude, pero al igual incitaste a tus seguidores para que calmaran su arrechera (era la tuya) acosando las oficinas regionales de los CNE. De nuevo mis vetustas dendritas cerebrales se activaron y asocié aquellas palabras con el acoso de la embajada cubana. Creo, para aquel entonces, era la época de la mini dictadura de un nefasto personaje llamado Carmona Estanga. Aquel infortunado abril, cuando un alcalde, valiéndose de su investidura y apoyado por una cantidad de disociados violentó los principios más elementales del Derecho Internacional y acosó la embajada de Cuba. Quizás, fue por eso que comprendí mi confusión inicial en esta mescolanza de nombres o de actuaciones. Me sigue pareciendo que se trata de una misma persona empaquetada en dos fardos de tamaños diferentes: una grande y otro pequeño
Todos los políticos deben conocer lo delicado de la palabra en situaciones de aciagas. Ningún dirigente, “señor” Capriles Carmona, puede arengar un discurso de odio ante una multitud, dado que esta actuación lo puede convertir de cabecilla de un partido en un ominoso genocida. La pensadora me traiciona nuevamente y no dejo de fusionar los dos arteros personajes, creo asegurar que trata del mismo. Debe ser que ambos lo que buscaban era la conquista del poder sin importar la decisión de la mayoría, contraviniendo los principios democráticos. Si mal no recuerdo los infaustos hechos de “Carmona el breve” son muy similares a la de un tal Capriles, con aspiraciones presidenciales: varios muertos inocentes, devastaciones a la propidad privada, ataques al contrario, agresiones personales, incendios, mentiras y desconocimiento de la Constitución Bolivariana. Insisto, quizás estoy confundido y no distingo entre los insensatos personajes, parecieran los mismos. Voy hacerme eco de algunas palabras del sacerdote y humanista Erasmo de Rotterdam, por allá en tiempos de la Reforma:
“…El que los animales se ataquen, lo comprendo y lo perdono a su ignorancia..”
Sin embargo los animales no se atacan para satisfacer la ambición individual del líder de una manada, por lo general, lo hacen para el bien común (calmar el hambre). No es el caso de aquel Carmona y de este Capriles. No creo que me cerebro me traicione y puedo asegurar que se trata del mismo individuo. Como pensar lo contrario si yo vi con esto propios ojos, por los canales de televisión, a Carmona glorificando una huelga general dirigida por el indigno cuarteto: la CTV, la jerarquía de la iglesia, los empresarios y apoyada por los medios de comunicación privada. Así mismo observé a un Capriles desconociendo el arbitraje del CNE, apoyado por la oligarquía internacional, la jerarquía de la iglesia y el Departamento de Estado, e igualmente, su alocución transmitida por el canal globovisión y la CNN. No tengo dudas: son los mismos personajes.
Capriles Carmona Radonsky Estanga, debes pulir tu acervo de verbo encendido, para eso te voy a poner una ejemplo de lo que es una arenga inflamada. Se trata de una epístola de Martín Lutero y remitida al sacerdote al cual me referí anteriormente, con la finalidad de que Erasmo lo acompañara en el cisma de la Iglesia Católica:
“No pienses que la cuestión podrá quedar arreglada sin tumulto, escándalo y revueltas. De una espada no puedes hacer una pluma, ni de una guerra una paz. La palabra de Dios es guerra, es escándalo, es ruina, es veneno: como un oso en un camino y una leona y un bosque, avanza contra los hijos de Efraín”.
“Déjate de quejas y gritos; contra esa fiebre no existe ninguna medicina. Esta es la guerra de Nuestro Señor, la cual la ha suscitado y no cesará hasta que hayan perecido todos los enemigos de su palabra”.
Si sabes algo de historia reconocerás cuál fue el resultado de este odio: unos fanáticos católicos de la manera más cruel, brutal y sanguinaria asesinaron a miles de protestantes o “hugonotes” en la noche luctuosa de San Bartolomé (1572). Todo esta matanza en nombre de la fe y realizada por un grupo de intransigentes católicos, quienes creyeron luchar para lograr la vida eterna. Nunca se supo el número de víctimas, solamente en París pudo ser mayor de tres mil, pues la masacre repercutió en las provincias, donde la orden real sólo fue aplicada en diferentes fechas. Para “celebrar” esta brutal hecatombe el papa Gregorio XII ofició un solemne “tedeum”. Es indudable, son los poderes superiores los que dictan al hombre lo que debe hacer, pues parece que tú eres es incapaz de pensar por ti mismo.
Radonsky Estanga sigo confundido, creo que, cuando la época de Carmona, jefe de unos empresarios golpistas, los opositores de mi Comandante Chávez fueron convocados a tocar cacerolas, también se produjo desabastecimiento de los productos alimenticios y alguno que otro corte de luz eléctrica. Todo esto para preparar un golpe de estado. Ahora con el desconocimiento que tú haces del arbitraje del CNE, por igual convocas a un cacerolazo, se produce desabastecimiento y de igual forma se originan cortes de energía eléctrica, consecuencia de un saboteo permanente. Así mismo, tú convocas a marchar a los opositores para repetir, posiblemente, la luctuosa experiencia de aquella miserable emboscada de abril. Pareciera que se estuviera preparando un golpe de estado con las mismas características de hace once años. Sigo insistiendo Capriles y Carmona son la misma persona: los mismos intereses, utiliza métodos fascista y ambos buscan derrocar un gobierno democrático mediante un golpe de estado. También recuerdo que, finalizado el período de las cacerolas, mi comandante Chávez siguió gobernando.
No tengo duda, es el odio lo que vincula a Capriles y Carmona, este vil resentimiento es lo que mueve sus fatídicas actuaciones. Para aquella vez, durante el golpe de estado contra mi comandante Chávez, el empresario golpista amenazó con no enviar más petróleo a la isla de Cuba y recientemente Capriles, el ex candidato a la presidencia, ataca los CDI donde laboran miles de médicos cubanos, poniendo en riesgo sus vidas. Como puedes ver Radonsky Estanga, la instigación para agredir otros grupos humanos es una acción genocida y fascista. A lo anterior debo agregarle el odio y exclusión, tanto de Carmona como de Capriles, que profesan contra los pobres del país. De seguro que como no hay diferencias entre ambos personajes es porque son iguales y por eso los confundo.
Capriles Carmona depreciaste la oportunidad, la oposición estaba avanzando, no como consecuencia de un exitoso liderazgo, sino porque muchos globopensantes creyeron en tus mentiras, pero después de tu discurso la embarraste, por no decir otra palabra. Mostraste tu auténtico talante, el verdadero rostro del fascismo en su mejor expresión.
Desconozco tus relaciones con Nicolás Maduro, si te reúnes con él lo saludas de mi parte y muéstrale excusas y contrición por tus burradas cometidas. Además, a través del presidente promulgado por CNE, pídele perdón al pueblo de Venezuela por tu responsabilidad por la muerte de varios venezolanos y por tu actitud cobarde…Se me olvidaba, Capriles Carmona Radonsky Estanga, acude al TSJ, reconoce tu culpabilidad frente al tribunal y te pones a derecho para recibir la sentencia que te corresponde por el terrible delito cometido y si puedes, como tanto admiras a mis comandante Hugo, gritas frente a los jueces: ¡Chávez vive, la lucha sigue!
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