Se equivocan quienes han llegado a pensar que el presidente Maduro no tiene capacidad de liderazgo. Sus primeras acciones de gobierno en la calle con un lenguaje sencillo pero contundente le han otorgado la confianza del chavismo clásico, en que recuperará muy temprano el caudal popular que por diversas causas se adhirió a la opción neo fascista de Capriles. Parece y eso es estupendo para la revolución, que el obrerista presidente pega más como máximo gobernante que como candidato. Pero esto es apenas el asomo de las variables que llevarán indubitablemente a Capriles al ostracismo político con asombrosa rapidez. El principal causal de la segura soledad que le espera pronto al orate ex candidato luce confortable, en los poltrones de la MUD. Desde que lo empujaron a esa candidatura se notaba a mil luces que lo enviaban al cadalso político. Pero ah sorpresa! Una coyuntura electoral de duras dificultades para el candidato de la revolución, así como alguna miopía en las proyecciones electorales de algunos altos personeros gubernamentales con ausencia de las mejores decisiones de gobierno, acercaron con peligrosidad los números electorales entre el candidato de la revolución y el opositor. Se caían con estruendo los deseos de la MUD. Pero el mismo candidato desvanecido por las ambiciones de poder, le dio a sus hostiles amorrados de la desconcertada mesa, las herramientas silentes de una segunda oportunidad para lograr el tan anhelado deseo de salir de ese esperpento político. Y lo dejaron solito, con algunas tímidas argumentaciones de Aveledo, para que cantara el fraude. Los veteranos de la MUD saben que el fraude jamás existió. Dejaron al ex candidato facistoide que se lanzara a la desventura de la violencia. Ni siquiera un consejo. Ni siquiera una sugerencia. Menos una recomendación. Y el hombre se lanzó al estropicio. Ya ni sus partidarios, excepto los extravagantes del fascismo, le atienden. Los viejos partidos de la cuarta, no quieren ceder el paso a semejantes retorcidos políticos. Y de Primero Justicia, ni oír quieren su arrogancia. El único que se ha atrevido a decir que en Capriles nace un liderazgo ha sido el sempiterno equivocado, el Tigre Eduardo, que como se sabe no pega una. Así las cosas, muy prontico el CNE se pronunciará respecto a las descabelladas solicitudes de Capriles. Una derrota pintada en la frente. Los enemigos solapados que en la mesa tiene Capriles ya sonríen siniestramente sus cometidos. Saben ellos, que después de la violencia y los muertos que penden en el comportamiento de este infortunado individuo, vendrá el fin de una atolondrada personalidad política, capaz de llegar a los más infames procedimientos para acariciar el poder.
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