El equipo ministerial que recién se estrena, con sus nuevas y viejas caras, hace soplar un viento fresco de esperanza y permite imaginar grandes cosas para el país. El crisol de potencialidades que por su trayectoria han demostrado poseer quienes se incorporan o han sido ratificados para acompañar al Presidente Maduro en esta inédita etapa de la Revolución Bolivariana, la de Chávez multiplicado en todos los militantes revolucionarios, permite buenos augurios, ya no sólo sobre el desempeño de las gestiones propias de cada cartera sino más allá, sobre el que estén a la altura del momento político actual.
Y es que la derecha ha hecho de éste un momento de desconocimiento de los poderes públicos, de conspiración y en definitiva, de intento de golpe de Estado en cámara lenta, a la institucionalidad y al estado de derecho. Y esto sucede públicamente, alumbrado por las candilejas mediáticas que aún hoy lo trasmiten impunemente en vivo y directo.
A tamaña responsabilidad, este equipo de Gobierno debe enfrentar otra, también irrebatible: más de 7 millones de venezolanos y venezolanas no confiaron en el Plan de la Patria. El Estado está obligado a profundizar en las razones que sustentaron tal negativa y en seguir practicando una gestión pública incluyente y ejemplarizante, que desde su máxima eficiencia y capacidad de respuesta a los problemas sociales, eche por tierra cualquier argumento en su contra. La Revolución está obligada a demostrar con hechos concretos que ningún otro modelo social puede traer mayor suma de felicidad al Pueblo.
Los retos son grandes y complejos, pero estoy seguro que la decisión del Presidente Maduro de nombrar a este equipo ejecutivo que le acompaña, responde a su certeza sobre las capacidades de cada una y uno en su gestión, sin menoscabo de la habilidad para el tratamiento político de los temas que así lo ameriten y con la brújula apuntando siempre hacia nuestro sur, sur de esperanza, sur de lucha. Venezuela representa hoy ese sur que no está solo, que cuenta con legitimidad nacional e internacional, con la confianza de decenas de gobernantes de todo el mundo y con la garantía de un sistema electoral que siempre ha demostrado su confiabilidad, a pesar de las pataletas de algunos.
¡Mucho éxito Ministras y Ministros! Su éxito es el de todas y todos, y el que permitirá seguir construyendo más y mejor Revolución.
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