Algunos amigos que conocen de mis andanzas en el mundo de la política desde hace casi 30 años, me preguntan y casi me increpan a manera de cuestionamiento, sobre mis quehaceres actuales y dónde estoy ubicado en la construcción de la nueva patria; trato de manera cordial y elegante no dar muchas explicaciones, además de expresarles que estoy de año sabático en mi escuela dando clases y estoy escribiendo pequeños artículos en algunos medios de comunicación.
Estos cuestionamientos me han hecho pensar si esta es la mejor actitud; por lo que reviso los actores, ambiciones y politiquería expresada en tantos espacios, que creo que mi contribución a la construcción de la nueva patria puede agregar más turbulencia que frutos a tan estratégico momento. Activar en este momento significaría ingresar a las filas de los cuestionadores de las formas de cómo construimos partido, cómo sumamos voluntades e incorporamos efectivamente a la juventud, cómo trascendemos el estilo populista y por demás adeco de hacer gestión con láminas de zinc y pacas de cemento (pensión, canaimas, vergatarios, vehículos, dólares, etc.) y muchas otras cosas que no hemos podido instrumentar adecuadamente, a pesar de ser importantes y vitales para nuestra población; pero que tan mal la hemos concretado, que a pesar de haber cumplido con nuestro pueblo en su atención social, al final terminan votando en contra de sí mismos y del proyecto bolivariano.
En la revolución del Táchira la mayoría de sus dirigentes no estamos dispuestos a escuchar, nos las sabemos todas más una, podemos explayarnos en la retorica y palabrería hueca de híper-revolucionarios, pero seguimos cometiendo los mismos errores en nuestra práctica cotidiana. Siento que no hay nada que hacer, volver a activar en los espacios naturales implica desenmascarar la mediocridad que hemos construido, donde sólo nos preocupamos por defender nuestros cargos, intereses, prebendas y grupos sectarios que dé a poquito matan la revolución.
Mi aporte ahora es no joder ni un tilín a la revolución en el Táchira, y puedo dar uno más; éste sería hacerles un llamado a todos aquellos que han jodido la revolución por tantos años y en tantos espacios, con su mezquindad, ambición, sectarismo, mediocridad, etc.; para que den un paso al costado y den por fin su aporte transcendente o granito de arena a este proceso (no joder más en el Táchira) y permitir que nuestra revolución por fin avance y recupere el sendero que no hemos podido hallar en nuestra amada tierra andina.
Por ahora a escribir, como Kotepa Delgado, tal vez algo quede...
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