Para muchos jóvenes y adultos quienes suelen olvidar lo sucedido y de lo que sucede en el mundo es bueno activar el centro de acopio de recuerdos. El fascismo es una ideología y como secuela, entre el período de las dos guerras mundiales (1918-1939), surge como un movimiento político. El término proviene del italiano “fascio”, una palabra que significa “haz”, vocablo vinculado con el símbolo de la autoridad republicana de la antigua Roma. El fascismo, una vez instaurado como forma de gobierno dio origen al llamado “régimen fascista” que por lo general se le endosa a los sistemas políticos totalitarios y autoritarios. Los países que durante aquel período referido acogieron el fascismo como forma de Gobierno fueron Italia con Benito Mussolini, Alemania con Adolf Hitler y España con Francisco Franco, todos con vínculos muy próximos al Vaticano.
De esta palabra (fascista) no sólo se deriva una tendencia doctrinaria y una forma de gobierno, también procede un comportamiento, es decir una conducta.
Toda doctrina se manifiesta en un pensamiento (doctrina) y la acción. El primero se recoge en libros, documentos, cartas, manifiestos, etc. donde se pone en evidencia la plataforma fundamental de un movimiento y la exposición de ideas. De tales tenemos muchos ejemplos: cristianismo, budismo, confucionismo, islamismo, espiritismo, nihilismo, capitalismo, comunismo, existencialismo, anarquismo… de los que se han escritos miles de libros. Así mismo, del fascismo se tienen muchas obras, por ejemplo: “Mein Kampf” y “Conversaciones sobre la guerra y la paz” de Adolf Hitler, “Fascista” de Michel Mann, “Las obras completas de Primo de Rivera” recopiladas por Agustín del Río Cisneros, “El librito de Mussolini y el ascenso al fascimo” de Donal Sassoon, “The ideology of Fascim” (1969) e “Iterpretation of Fascim (1974) de Gregor A. James, entre tantos volúmenes que sobre este tema se encuentran en el librerías o bibliotecas.
El interés de este artículo no es debatir sobre un tópico que todos sabemos en lo que derivó. Me interesa detenerme un poco en el accionar (la acción) del fascismo cimentado en: la subordinación del individuo; la creencia en una clase social superior y la existencia de una élite; el rechazo a la tradición nacionalista y de la cultura autóctona; la exaltación de hechos irracionales de la conducta y los sentimientos que conllevan a la intolerancia y al fanatismo. Para el logro de sus objetivos necesitan de medios de comunicación incondicionales a la doctrina, propaganda y lo más conocido, el uso desmedido de la violencia. Este es el perfil del fascista como militante.
Sinceramente, no creo que los mantenidos de PJ (puro joder) tengan alguna preparación académica referente a la concepción filosófica del fascismo (la doctrina). Ni tampoco juzgo que sus dirigentes hayan leído alguno de los libros citados anteriormente, a pesar de que muchos de ellos fueron integrantes activos del grupo segregacionista TFG (tradición, familia y propiedad). Pero sus conductas las relaciono con la parte práctica de esta ideología, es decir, con sus acciones. Esto me trae a la memoria un grupo de efebos vándalos, quienes aparecieron por allá en la década de los sesenta-setenta, conformados por “hijos de buena familia”. Lo referidos tenían en común lo siguiente: sus padres tenían mucho dinero, actuaban en grupo (patota) contra la propiedad privada y contra los que ellos consideraban enemigos. Así mismo, conducían estentóreas motos costosas (por lo general, Harley Davison) las cuales utilizaban para acosar al prójimo. A pesar de los destrozos ocasionados en los sitios a los cuales acudían los “hijos de papá” y de las agresiones contra sus semejantes, nunca eran juzgados, dado que contaban con la protección del dinero y las conexiones políticas de la familia, es decir, los jovencitos, las llamadas “patotas”, eran “guapos y apoyados”.
Pareciera que los oligarcas y sus herederos se acostumbraron a permanecer lejos de acción de los tribunales de justicia. Los patoteros de ayer y fascistas de hoy arremeten contra un pueblo y la propiedad privada amparado por el poder del dinero y se niegan a pagar por sus actos criminales. Para eso disponen de medios de comunicación privados y las redes sociales para hacer propaganda, así mismo, tal como lo hacían los fascistas en su mejor época, utilizan la violencia injustificada para imponer los que ellos desean. En este caso, el desconocimiento de Nicolás Maduro como presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, elegido en una elección limpia y democrática.
Para desgracia de los venezolanos, los patoteros (guapos y apoyados), capitaneado por Capriles, cuentan con el respaldo económico del Departamento de Estado de los EEUU, del sionismo internacional, de ominosos consorcios financieros y con poderosas cadenas de medios de comunicación internacional. Los fascista descartan a quienes obran distinto a su pensamiento y opción política (fascismo puro) por lo tanto, la radio, la televisión y la prensa se convierten en simples aparatos de dominación para desinformar sólo lo que al poder económico le conviene. De allí la invisibilidad de lo acontecido durante el catorce y quince de abril, a raíz del infeliz grito de exaltación a la violencia del ex candidato Capriles pronunciado a través de estos medios de comunicación. Como se sabe, las secuelas de tal atrocidad fueron: diez muertos, numerosos heridos, propiedades destruidas y hospitales asaltados.
El fascismo se aprovecha a los llamados “hijos de la televisión”, es decir, los “telepensantes”, aquellas personas propicias a configurar sus conocimientos, pasiones, formas de comportarse, hablar, hasta la manera de vestir, a partir de un mundo de imágenes ofrecidas por la pequeña pantalla. Éstas últimas son tomadas por los asiduos al intruso electrónico, como paradigmas a ser imitados. Quizás por eso el filósofo y matemático inglés Bertrand Russel, ante la aparición de la televisión afirmó: “Se ha expandido la estupidez”.
Indudablemente, la propaganda insertada en los mensajes televisivos y los argumentos de las películas hollywoodense ejercen gran influencia sobre el público con carencia ecuanimidad y escaso razonamiento. El mensaje hertziano cada día es más influyente en la conducta de las personas, quienes no advierten que dicha desinformación es controlada, dirigida y aprovechada por grandes consorcios económicos, cuya única finalidad es imponer un modo de pensar o de conducirse. Da la impresión que la televisión y la tecnología moderna convirtió la estupidez en una virtud. Si se le pregunta a un “conspicuo” representante de nuestra clase media asalariada sobre los acontecimientos y las crueldades ocurridas recientemente, sólo atinan a expresar: eso es mentira, yo no vi nada por la televisión; por Globovisión no lo pasaron; eso es un montaje del gobierno para perjudicar a Capriles. Me contó mi amiga de la peluquería que escuchó a una joven decir que Maduro utilizó un clon de Capriles, con el fin de instigar a sus seguidores para acosar a los CDI y a las oficinas regionales del CNE para luego acusarlo de criminal. Nuestra clase media asalariada cree en robocop, en los súper héroes, en el policía internacional que peleará por la democracia, la paz y la libertad (el agente 007) y ama al presidente galardonado con el premio Nobel de la Paz y que masacra salvajemente a los pueblos de Siria, Irak, Afganistán y Libia.
Estamos en presencia de una clase política que estudiaron en universidades privadas, algunos en el exterior, pero jamás han bregado en trabajo conocido, nunca hicieron labor social, jamás cotizaron para el Seguro Social, no tuvieron participación estudiantil en ningún tipo de demanda, muchos menos lucharon por las reivindicaciones de la clase obrera, desconocen el olor a pueblo, nunca se destacaron como empresario, sólo se codean con la alta burguesía y viven a consta de su padres. Los propios mantenidos. Llegaron a ocupar posiciones dentro de la política dado que el dinero de la familia tiene la virtud de aflojar las tuercas y entre éstas, las del engranaje de la política. Así llegó Capriles a diputado, a burgomaestre y a gobernador junto a la patota fascista de PJ (puro joder). Por fortuna, estamos viviendo otra época con nuevos hombres y nuevos métodos, ahora el brazo largo de la justicia podrá llegar muy lejos y de seguro, los crímenes de esta patota fascista no quedarán impune. Honor, gloria e inmortalidad a mi comandante Chávez..
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