Cuando las águilas se arrastren

En las recientes elecciones la oposición derechista venezolana apoyada en los medios de comunicación privados, recurrió de nuevo al viejo truco del lobo disfrazado de abuelita. Esta vez, hablaron maravillas de Chávez, elogiaron sus Misiones, declararon apoyarlas y darles continuidad, ofrecieron la nacionalidad venezolana a los médicos cubanos, adoptaron los símbolos patrios como elementos de campaña, colocaron el nombre del Libertador a su comando e incluso usaron canciones de Alí Primera, el cantor del pueblo, en sus mítines.

La “campaña de la mentira” fue capaz, de atrapar en sus redes a más o menos ochocientos mil electores que en octubre le dieron su voto a la Revolución. Estas personas prefirieron hacer más caso a las tretas opositoras, que a la orden directa del Comandante de apoyar a Nicolás. Esto puede parecer inexplicable, tomando en cuenta el nivel de politización de nuestro pueblo; ahora el país presenta un nivel de participación política inconcebible hace dos décadas: casi todos los venezolanos en edad electoral, opinan y concurren a las urnas. Pero está demostrado que no es suficiente lograr que participen, lo verdaderamente importante es crear conciencia política suficiente para que el pueblo sea capaz de diferenciar acertadamente entre los sistemas políticos que yacen detrás de cualquier promesa electoral.

Hace nueve años escribí: “Sin duda uno de los errores más comunes de la Revolución Venezolana ha sido el creer ciegamente que todos los venezolanos ven la situación actual tan claramente como la ven sus líderes. Pues no, sucede que nuestro pueblo ha sufrido por más de cuarenta años la negación del acceso al conocimiento; por eso, se ha mantenido ignorante, carente de una capacidad amplia de visualizar todo el contexto sociopolítico venezolano y por ende, incapaz de forjarse una opinión clara de qué es lo que acontece realmente y cuáles son los intereses ocultos detrás de nuestra oposición…” (http://www.aporrea.org/actualidad/a8859.html) y creo que hoy esto se mantiene vigente aunque en menor medida. La conformación de cuadros revolucionarios, la difusión del conocimiento, la formación ideológica, la consolidación y el fortalecimiento del poder popular, son tareas que deben ser asumidas por el PSUV y que este lamentablemente ha dejado de lado, funcionando hasta hoy como una muy eficiente maquinaria electoral pero relegando en el Comandante la labor de formación política. Hoy, desafortunadamente, él no está para seguir realizando esa tarea, nos dejó su pensamiento, sí, pero ahora es nuestro trabajo divulgarlo, analizarlo, interiorizarlo y llevarlo a su definitiva concreción.

Los medios de comunicación privados venezolanos, tienen como objetivo confundir en vez de informar, y mientras más personas estén confundidas tiene la derecha mayor posibilidad de sumarlas a sus filas. Hemos librado una guerra permanente contra ellos, respondiendo sus calumnias, desmontando matrices de opinión, denunciando a los delincuentes que los poseen y dirigen, creando nuevos espacios y fortaleciendo el sector audiovisual. Hemos ganado batallas, miles de ellas, pero aún no hemos podido ganar la guerra. Sólo rompiendo las barreras intelectuales esto será posible, forjando un pueblo consciente de su propio destino, un pueblo lúcido e inteligente, un pueblo capaz de comprender la trascendencia de la coyuntura política y social en que vive, un pueblo apto para seleccionar sus dirigentes y dispuesto a dar su vida en la lucha contra el opresor: un pueblo libre.

¿Es posible que una persona que escucha a un oligarca entonar a Alí Primera, crea que realmente éste aboga por las reivindicaciones sociales del proletariado por las que luchó el Padre Cantor? ¿Es posible creer en un Alí reaccionario, oyéndolo decir que solo cantará a la paz cuando no existan oprimidos y cuando las águilas se arrastren? ¿Es posible que alguien creyera que Simón Bolívar gobernaba realmente los ideales del comando de campaña de la derecha? ¿Alguien creyó que, en caso de ganar la derecha, las Misiones de nuestro Comandante iban a ser mantenidas y fortalecidas? ¿Realmente alguien pensó que los médicos cubanos serían nacionalizados y acogidos como hermanos? La respuesta es sí. Lo pensaron, lo creyeron y votaron por eso.  El lobo se disfrazó de abuelita, esta vez no se comió a Caperucita pero estuvo cerca.

pauloconde@gmail.com

@CondePaulo



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