Se ve, como escenario, la ciudad del valle, desde la Fila de Marín y desde la otras filas, es decir las partes más altas del Manguito, La Ceiba, Hornos de Cal, La Charneca, estos barrios que van subiendo, que van trepando, como trepó hace tiempo el pueblo constructor a la búsqueda de un lugar en el cual anclar su vida.
La Revolución ha ido llegando a los barrios y tiene allí un reto gigantesco de humanización, para dignificar la existencia de sus habitantes. Y eso sólo lo conseguirá desde la organización del poder popular, integrada con fuerza a la planificación y las acciones del gobierno bolivariano. No es que sea fácil. Lo tenemos claro. Es mucho lo que hay que hacer. Pero ¿no es un hecho que los procesos revolucionarios se crecen en la dificultad?
Luchamos por que, más temprano que tarde, la odiosa diferenciación de clases y colores (como la llamó Bolívar) se haya ido diluyendo en el marco amoroso de una sociedad igualitaria.
