Que Nicolás Maduro (14-4) hubiese sacado 610 mil votos menos que Hugo Chávez (7-O) no debió sorprender a nadie, salvo a quienes hicieron exageradas estimaciones o pensaron seriamente en los 10 millones. Que Capriles hubiese alcanzado 710 mil más de los que obtuvo en su primera derrota, debió sorprender a muchos, partidarios y adversarios.
Pero que el incesante crecimiento de la oposición en los últimos años se apoyara en los sectores más pobres de la población, clasificados como IV (D) y V (E), no sólo sorprende, sino que obliga a examinar a fondo el porqué ocurrió. Se entiende que chavistas se abstengan por triunfalismo, y hasta por descontento, pero que voten en contra, son palabras mayores. Sobre todo si se trata de votantes que han sido beneficiados de las misiones, de los mercales y hasta de la Gran Misión Vivienda, pensionados, pero que no se sienten comprometidos con un proceso que, antes que nada, beneficia a los pobres y a los más pobres. Como si no tuviesen conciencia de lo que está en juego.
La clasificación por estratos es de Fundacredesa, producto de un estudio entre 69.786 familias, que seguramente habrá tenido algunos cambios; por ejemplo, disminuye la V o E y sube la IV o D, y también debió crecer la clase media (III o C), en particular la media baja. Los porcentajes correspondientes están en la tercera columna, en cada caso precedido del número de votantes.
Luego verán cómo se repartieron los votos: le sumé todos los de las clases A y B (I-II) a Capriles, así como 70% de la clase media (III o C), que se acercan a dos millones y medio, hay que concluir que los otros cinco millones fueron votos de los de menores ingresos (IV y V, o D y E), como en efecto puede observarse en el cuadro.
En esos niveles está el fuerte de los votos del chavismo, siete millones. Seguramente exageramos cuando no le damos un solo voto de A y B, los sectores de altos ingresos, y apenas 30% de la clase media, pero si le sumamos algún porcentaje habrá que restárselo a Capriles y, en consecuencia, rebajarle a Maduro de los niveles D y E, y agregárselos al candidato derrotado, que en tal caso habría obtenido más de cinco millones entre los pobres.
Creo que queda demostrado a quienes me han enviado e-mails, o llamado, o me han expresado personalmente su preocupación porque tantos millones (cinco) de pobres hubiesen votado por Capriles.
Queda planteado el porqué lo hicieron, y esa es tarea hace rato pendiente de la Dirección Nacional del Psuv, pues esto que vimos el 14-A venía ocurriendo hace años, hasta hoy cuando se emparejaron las votaciones. ¿Qué puede ocurrir mañana?
Algo insólito. Increíble que ocurran situaciones en cualquier país democrático, respetuoso de los derechos humanos, como las que vivió M. A. Capriles L., presidente de la Cadena Capriles, la mañana del lunes en el aeropuerto internacional de Valencia. Regresaba del exterior y debía tomar un avión para un vuelo interno, al aeropuerto de Charallave. Dos horas virtualmente retenido por funcionarios del Sebin y de la Guardia Nacional, por tener ese apellido. Imagínense. Sólo le preguntaban su parentesco con Capriles Radonski, como si se tratara de un delito, y en algún momento el teniente de la GN explicó la retención diciendo que se negaba a responder, lo que era totalmente falso, o que estaba en una lista que se negó a mostrar. El caso es que sin tener prohibición alguna de transitar por el territorio nacional, se le impedía tomar el vuelo correspondiente, e incluso lo bajaron del avión para seguir con ese "interrogatorio". Finalmente se impuso la racionalidad y, después de dos horas en la pista entre el Sebin y la GN, pudo tomar su vuelo. ¿Qué explicación puede tener un "incidente" como ese? ¿"Orden de arriba", como dijo uno de los funcionarios? ¿Paranoia persecutoria? Alguien debería responder.
edrangel@cadena-capriles.com