Las elecciones municipales en este momento han dejado de ser tácticas para convertirse en estratégicas, pues de los resultados de las mismas va a depender en alto grado la gobernabilidad, en este proceso de transformación, del Estado Venezolano.
El territorio controlado por las Alcaldías es lo más cercano a una relación directa entre el Gobierno y el Pueblo, sin embargo no se ha entendido lo estratégico de esta articulación, para construir la nueva institucionalidad, la nueva sociedad y por ende el nuevo Estado.
En este nuevo proceso electoral continua el enfrentamiento entre los dos proyectos, el de la cultura socialista y el de la cultura capitalista, el de la inclusión y el de exclusión, el de la justicia social y el de la injusticia social, el del nuevo ser social y el del ser individualista.
De los anterior se desprende, de que quienes asuman la responsabilidad de defender el proyecto de la cultura socialista debe estar claro política e ideológicamente, debe de estar deslastrados de las miserias humanas y de los rezagos de los anti-valores de la cultura capitalista, pues la misión que van a cumplir, es estratégica para poder impulsar el poder popular, lograr La mayor suma de felicidad posible; en el territorio como lo planteaba Don Simón Rodríguez con su concepto de toparquía y que solo con el impulso de la educación social de los ciudadanos (as) se podría lograr su transformación y a su vez la de la sociedad, para obtener así la nueva institucionalidad. Por eso el nuevo líder que vaya a asumir la candidatura para regir la Alcaldía debe impulsar con la teoría y la practica la educación social y estar claro que para transformar esta institucionalidad debe regirse por la máxima que nos otorgó el Sub-Comandante Marcos (Chiapas - México) Mandar obedeciendo al pueblo.
En nuestro caso el futuro Alcalde debe mandar obedeciendo al poder popular, es decir que su función será la de un vocero, que coordine al Pueblo organizado en la planificación desde las bases, en la solución en sitio (en lo local) de los problemas de la comunidad, así como de su educación y formación, para brindarle un verdadero sentido en lo que debe ser la democracia revolucionaria, es decir, la democracia directa, romper definitivamente con el vicio del burocratismo y conducir el gobierno del poder popular a una verdadera eficacia y eficiencia.
Es por ello que si somos verdaderos revolucionarios debemos ser cuidadosos al momento de seleccionar quien va a representar al proyecto de la revolución bolivariana en esta etapa coyuntural, pues este nuevo dirigente debe estar impregnado, de humanismo, moral, de una gran capacidad de lucha, de entrega al pueblo, es decir tener una verdadera conciencia social.
El Che decía quien aspira a ser dirigente tiene que poder enfrentarse, o mejor dicho, exponerse al veredicto de las masas y tener confianza de que ha sido elegido dirigente, o se propone como dirigente porque es el mejor entre los buenos, por su trabajo, su espíritu de sacrificio, su constante actitud de vanguardia en todas las luchas que el proletariado debe realizar a diario para la construcción del socialismo. Aunado a esto, el nuevo dirigente debe estar en revolución permanente, ir resolviendo sus contradicciones de clase siempre a favor del pueblo y no a él como individuo, pues el verdadero líder revolucionario se debe al colectivo, al poder popular y no a lo individual, que es un vicio de la cultura capitalista.
El nuevo dirigente municipal que va a regir los destinos de la Alcaldía debe transformarse en pensamiento y acción hacia una dirección colectiva, es decir, el poder popular es el que manda, es el que gobierna y el vocero electo es el que coordina e impulsa la nueva institucionalidad que no es otra cosa sino el mandato del pueblo, el gobierno de calle.
Profesor